En algún comentario recibido con motivo de la publicación en este blog de la “Instancia de un funcionario al Excmo. Sr. Presidente del gobierno” se me pedía que desglosara de dónde había sacado la información que mencionaba, a fin de poderla difundir con más fundamento.
Las cifras sobre el deficit y las deudas pública y privada, y sobre el efecto de la burbuja inmobiliaria en la deuda privada, han salido del estudio Deuda privada y salud del sistema financiero, realizado por la consultora Solchaga Recio & asociados.
Juan Torres Lopez en su artículo Nos gobiernan los mercados destapa la estrategia de los llamados “mercados financieros” para, con los mismos fondos que los gobiernos y los bancos centrales pusieron a su disposición para evitar su colapso debido la crisis financiera provocada por ellos mismos, especular contra la deuda pública emitida por los estados (con la inestimable ayuda de las agencias de calificación). Recomiendo que sigan su blog Ganas de Escribir si quieren tener una visión de la crisis distinta de la que los amos del capital le imponen a la prensa a su servicio.
Vicenç Navarro en su artículo Lo que no se dice de la crisis publicado en PUBLICO explica que, contra lo que los economistas neoliberales repiten como si fuera un dogma, el verdadero problema de los estados PIGS no es que el estado gaste demasiado, sino que recauda poco. De ahí que la verdadera solución sea aumentarle la presión fiscal a las rentas del capital.
Es este tipo de Estado el que explica que, a pesar de que su deuda pública no sea descomunal (como erróneamente se presenta el caso de Grecia en los medios, cuya deuda es semejante al promedio de los países de la OCDE), surjan dudas de que tales estados puedan llegar a pagar su deuda, consecuencia de su limitada capacidad recaudatoria. Su déficit se debe, no al aumento excesivo del gasto público, sino a la disminución de los ingresos al Estado, resultado de la disminución de la actividad económica y su probada ineficacia en conseguir un aumento de los ingresos al Estado, debido a la resistencia de los poderes económicos y financieros.
Para tener una idea cabal de la situación también hay que leer lo que los neoliberales escriben en su prensa color salmón. Nouriel Roubini en su artículo Regreso al abismo nos dice que entramos en una segunda fase de la crisis cuando los estados se ven arrastrados por el peso insoportable de los rescates de deuda privada que asumieron (socializar pérdidas privadas), sin que puedan ser a su vez rescatados. El autor reconoce que los mecanismos de la deuda mundial se parecen a un plan Ponzi, aludiendo a la famosa estafa piramidal de principios del siglo XX.
Así, los acontecimientos recientes en Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España son simplemente la segunda fase de la reciente crisis financiera mundial. La socialización de las pérdidas privadas y la laxitud fiscal encaminada a estimular las economías en recesión han propiciado una peligrosa acumulación de déficits presupuestarios y deuda públicos. Así, pues, la reciente crisis financiera mundial no ha acabado; al contrario, ha alcanzado una fase nueva y más peligrosa.(...)Los gobiernos que rescataron nuestras empresas privadas necesitan ahora rescates, a su vez, pero, ¿qué ocurrirá cuando se acabe la buena disposición política de Alemania y otros acreedores disciplinados –muchos de ellos correspondientes ahora a mercados en ascenso– a financiar semejantes rescates? ¿Quién rescatará entonces a los gobiernos que han rescatado a bancos y entidades financieras privados? Los mecanismos de nuestra deuda mundial se parecen cada vez más a un plan Ponzi.(...)A consecuencia de ello, es probable que “la economía de crisis” nos acompañe durante mucho tiempo. De hecho, la reciente crisis financiera no ha acabado y –lo que es peor– la medicina usada para tratarla puede haber sido en parte tóxica. Parece haber debilitado aún más al paciente y haberlo vuelto más adicto a drogas peligrosas, además de menos resistentes a nuevas cepas del virus, que en algunos casos pueden resultar fatales.
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