José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



sábado, 22 de febrero de 2014

La insostenibilidad en la agricultura química - el cultivo hidropónico




No hay mejor demostración acerca de la insostenibilidad del paradigma químico como ver un cultivo hidropónico abandonado. Cultivar fuera del suelo es la forma de forzar al máximo la productividad por unidad de superficie, aportando nutrientes sin las limitaciones que impone el suelo, aunque a costa de grandes inversiones en instalaciones que requieren una atención permanente por parte de personal especializado. El agricultor puede llegar a producir el triple de cosecha que en cultivo normal, pero acabar arruinado con bastante facilidad.

Como ya expliqué hace un año en otro post LAS BASES CIENTIFICAS DE LA AGRICULTURA ECOLOGICA, la teoría de Liebig, sobre la que se basa la agricultura química, es rigurosamente cierta desde el punto de vista de la química inorgánica, pero ignora completamente todo lo relacionado con la microbiología porque es la teoría de alguien que no creía en los microorganismos (Liebig se pasó muchos años polemizando con su contemporáneo Pasteur sobre si los microorganismos existían).


La microbiología del suelo es la base de la edafología: nada puede saber del suelo quien prescinda de que el suelo está vivo. Cuando se ignoran las consecuencias que tiene la agricultura química sobre el suelo, se entra en una espiral de problemas crecientes. Los abonos químicos aún en pequeña cantidad interfieren negativamente sobre la actividad de los microorganismos del suelo, responsables de la formación del humus (fundamento de la estructura física del suelo y de su capacidad para almacenar nutrientes) a partir de la materia orgánica, de la solubilización de los nutrientes y de su absorción por las raíces de las plantas. La falta de materia orgánica en el suelo favorece la proliferación excesiva de microorganismos patógenos (hongos, bacterias y nemátodos) responsables de enfermedades en las raíces. Los suelos pobres en materia orgánica tienen una estructura física frágil y tienden fácilmente a encharcarse. En situaciones de sequía, su capacidad de almacenamiento de agua se ve así mismo reducida.


Si en el suelo hay problemas, cada vez peores, el paso siguiente es prescindir del suelo. Es perfectamente posible cultivar plantas en soluciones nutritivas completamente minerales sin absolutamente nada de suelo, como demostraron Sachs y Knop hacia 1860, lo que pareció confirmar este paradigma químico.

Una solución nutritiva o un sustrato estéril en el que la única materia orgánica son las raíces del cultivo es un medio perfecto para los hongos patógenos de estas raíces, que podrían proliferar de forma explosiva al no tener competidores naturales. La solución nutritiva ha de contener permanentemente un fungicida (suele emplearse Metalaxil) además de extremar las precauciones al desinfectar sustratos y recipientes.

La temperatura de la solución nutritiva debe de estar estrictamente controlada entre unos valores de entre 15 y 24ºC, debiendo calentarse o refrigerarse según sea necesario, sin que tengamos al suelo como regulador de la temperatura. Una temperatura demasiado fría provoca retraso en el desarrollo de las raíces y alteraciones en la absorción de nutrientes. Una temperatura demasiado caliente provoca deficiencia en el oxígeno disuelto que necesitan las raíces, lo que hace a las raíces  susceptibles a pudrición, marchitez y ataques de hongos.

A fin de garantizar ese mínimo contenido en oxígeno disuelto, la solución nutritiva siempre tiene que estar circulando.

La solubilidad de los nutrientes depende estrechamente del pH de la solución, que debe estar siempre entre 5,5 y 6,5, sin que tengamos al suelo como tampón, o regulador del pH. Los nutrientes tienen que estar perfectamente balanceados entre sí, o la planta tendrá problemas fisiológicos por deficiencias, sin que el suelo pueda actuar como reservorio de nutrientes. 

La conductividad de la solución tiende a aumentar por el consumo hídrico, y siempre se ha de mantener bajo cierto nivel o habrá problemas por exceso de salinidad.

Es fácil que un agricultor hidropónico pierda su cultivo en pocos días si se avería el sistema de calefacción o de refrigeración del agua, o el inyector de fungicida, o el de inyección de ácidos para regular el pH, o si fallan los termostatos o los sensores correspondientes. Yo conozco varios casos.


Aunque el cultivo rindiera en toneladas lo que tiene que rendir, es frecuente que los agricultores acaben ahogados por los gastos debidos a sus costosas inversiones, con mayor motivo si la superproducción de todos, o la lógica del monocultivo y de la globalización, acaba hundiendo los precios. Finalmente, o por no ser capaz ese pequeño agricultor de mantener adecuadamente su costosa instalación, o por estar asfixiado financieramente por los gastos debidos a esa costosa instalación, sea pequeño o grande, el resultado frecuente es la ruina y el abandono, como comprueba tristemente quien recorra las zonas productoras.