José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



viernes, 30 de abril de 2010

Reflexiones acerca del discurso del Jefe Indio Seattle

El presidente de los Estados Unidos, o Gran Jefe Blanco de Washington, Franklin Pierce, envió en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, prometió crear una reserva para el pueblo indígena. 


Del discurso que pronunció el jefe Seattle en respuesta a esta carta puede decirse lo mismo que de los grandes maestros de la Humanidad, que siempre se expresaron verbalmente y sólo muchos años después alguno de sus discípulos puso por escrito fragmentos de lo que recordaba haber escuchado. De lo que dijo Sócrates sólo conocemos lo que mucho después Platón puso por escrito, cuando ya tenía su propia escuela donde impartía su propia doctrina. Del mensaje de Jesucristo pronunciado originalmente en arameo conocemos versiones, de las que con mayor o menor arbitrariedad algunas son consideradas canónicas y otras muchas apócrifas, escritas muchos años después en griego, cuando las circunstancias históricas habían dado un vuelco y el cristianismo ya era religión oficial del imperio en lugar de ser secta mesiánica de un pueblo periférico.





El discurso del jefe Seattle de enero de 1854 fue pronunciado en lengua Lushootseed, traducido simultáneamente al Chinook (lingua franca entre los indígenas americanos durante el siglo XIX) y de éste al inglés. Basándose en notas tomadas sobre la marcha el Dr. Henry Smith publicó en 1887 (33 años después) en el Seattle Sunday Star lo que se conoce como versión original.



Durante los años 60 del siglo pasado circularon una segunda versión debida a William Arrowsmith y una tercera versión debida a Joseph Campbell, en un lenguaje más contemporáneo. La versión más reciente y famosa, pero también la más libre, es un trabajo del guionista Ted Perry para una película de 1972 sobre ecología llamada Home. 


Sin ser de lo mejor que he escrito, ni de lo que más trabajo me ha costado, esta entrada sobre el discurso del jefe Seattle es con gran diferencia la más visitada de todo el blog, triplicando algunos días al total de visitas al resto de entradas. Ante el público por ahora estoy pasando principalmente como comentarista del jefe Seattle. Por ello me considero legitimado para poner en su boca un nuevo discurso:


La versión de Ted Perry es considerada por el movimiento ecologistas como el más completo, antiguo y breve tratado que existe sobre política sostenible, pero también ha sido señalada por sus detractores como una mixtificación por las licencias excesivas que se permitió introducir.
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.
(...)

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

(...)

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
El meollo de la respuesta de jefe Seattle, según esta versión, es que hay recursos que no se pueden ni poseer ni comprar ni vender, porque no tienen precio, o si hubiera que expresarla en los términos de la ciencia del hombre blanco, que los recursos naturales no se pueden cuantificar en términos monetarios.

La idea predicada por los neoliberales, dominante hasta ahora en el pensamiento económico, es que los recursos naturales son inagotables porque continuamente la tecnología, gracias al estímulo del libre mercado, descubre nuevos recursos. No importa lo escasos que lleguen a ser; cuanto más escasos, más subirá su precio, más ganará quien descubra recursos alternativos, y antes se desarrollará la tecnología necesaria para ello. Así pasó en su día con el carbón: no empezó a extraerse de las minas hasta que la madera de los bosques no comenzó a escasear, así pasó con el petroleo: no comenzó su extracción a gran escala hasta que el carbón no se encareció lo suficiente, así pasará supuestamente con las fuentes alternativas de energía. Incluso los territorios sin alterar, con su fauna y su flora endémicas, también son una mercancía. Si los habitantes de las ciudades los demandan para su ocio, y se obtiene alguna ganancia del negocio turístico, será rentable que estén protegidos. Conclusión lógica: los recursos naturales deben pertenecer a quienes posean el capital y la tecnología necesaria para explotarlos.

Si sólo se razona en términos monetarios, este argumento es irrefutable, pero puede ser desmontado fácilmente si se razona en términos energéticos. En un mundo limitado los recursos energéticos cada vez más se tienen que extraer de más profundidad, o de yacimientos donde están menos concentrados, o son de peor calidad (porque la mejor fue la que se extrajo primero). Cuando la energía necesaria para extraerlo y refinarlo iguale a la obtenida de ese carbón, de ese petroleo o de ese uranio, podemos cerrar la mina o el pozo, independientemente del precio astronómico que hubiera llegado a alcanzar la tonelada de carbón o de uranio o el barril de petróleo, o de la cantidad que todavía quedara por extraer. Los desarrollistas pueden soñar con que alguna vez se inventarán las centrales nucleares de fusión y generarán energía inagotable, pero eso ya es creer en la ciencia ficción. No es propio de gente sensata.

También la tierra, llegado un punto, puede quedar esquilmada y ya no producir más, independientemente del precio que alcancen las cosechas o de los medios que estemos dispuestos a emplear.

Los recursos que tienen un límite son de todos, y de común acuerdo entre todos se tienen que gestionar. No se pueden explotar de forma sostenible si tienen precio y un dueño concreto.





Si leemos la versión original del discurso del jefe Seattle escrita por Henry Smith en 1887 encontramos, envueltos en un lenguaje profundamente religioso, pasajes aún más ecologistas que los de la versión libre difundida en 1970 por Ted Perry. El discurso trata sobre la decadencia del indio americano y lo inexorable de su desaparición ante el avance del hombre blanco, ilustrado con imágenes sobre cómo favorece el Dios del hombre blanco a sus hijos mientras el Gran Espíritu abandona a los suyos, de ahí que sea inútil resistirse a la oferta del gran jefe blanco.



Hubo un tiempo en el que nuestra gente cubría la tierra como las olas de un mar encrespado por el viento cubren el fondo cubierto de conchas, pero ese tiempo hace mucho que desapareció junto con la grandeza de tribus que ahora son apenas un recuerdo doloroso. No trataré el tema, ni lloraré por ello, del tiempo de nuestra desaparición, ni voy a reprochar a mis hermanos cara pálida por haberla acelerado, porque también nosotros somos en parte responsables de ella.
(…)
Nuestra gente está menguando como una marea que retrocede rápidamente y que nunca regresará. El dios del hombre blanco no puede amar a nuestra gente, o si nó los hubiera protegido. Ellos parecen huérfanos que no tienen donde buscar ayuda. ¿Cómo, entonces, podemos ser hermanos? ¿Cómo puede su dios llegar a ser nuestro dios y renovar nuestra prosperidad y despertar en nosotros sueños de una grandeza que regresa? Si tenemos un padre celestial común, debe ser parcial, porque sólo vino hacia sus hijos cara pálida.
(…)
Nosotros nunca lo Vimos. El les dio leyes (a los blancos) pero no tuvo palabras para sus hijos rojos cuyas prolíficas multitudes una vez llenaban este vasto continente como las estrellas llenan el firmamento. No; somos dos razas diferentes con orígenes diferentes y destinos separados. Hay muy poco en común entre nosotros.

El territorio es sagrado para los indios porque es el hogar de los espíritus de los antepasados, mientras que para los blancos sólo tiene el valor inmediato y crematístico de los recursos que pueda extraer.



Para nosotros, las cenizas de nuestros antepasados son sagrados y su lugar de reposo es terreno reverenciado. Ustedes se alejan de las tumbas de sus antepasados aparentemente sin pena.
(...)
A sus muertos dejan de amarlos tan pronto como pasan los portales de la tumba y vagan más allá de las estrellas. Ellos pronto son olvidados y nunca regresan.
(...)
Nuestros muertos nunca olvidan este hermoso mundo que les dio vida. Ellos todavía aman a sus verdes valles, sus rumorosos ríos, sus magníficas montañas, sus apartadas cañadas y lagos y bahías bordeados de verde, y siempre suspiran con un tierno y cariñoso afecto por los seres vivos de corazones solitarios, y con frecuencia regresan del feliz coto de caza para visitarlos, guiarlos, consolarlos, y confortarlos.

Sin embargo, el auge y la decadencia de las tribus es una ley universal, y tarde o temprano también llegará el tiempo de la decadencia del hombre blanco:
Pero, ¿por qué debo llorar a destiempo sobre el destino de mi pueblo? Tribu sigue a tribu y nación sigue a nación, como las olas del mar. Es el orden natural y lamentarse es inutil. El tiempo de vuestra decadencia puede estar todavía lejano, pero con toda seguridad llegará pues ni siquiera el hombre blanco, cuyo dios caminó y conversó con él como con un amigo, puede estar exento del destino universal. Podemos ser hermanos, después de todo.
Finalmente la única condición que impone el jefe Seattle es poder visitar en cualquier momento las tumbas de sus ancestros, amigos e hijos, pues “cada parte de este suelo es sagrado en la consideración de mi pueblo”. Aún cuando se extinga definitivamente su tribu, el hombre blanco nunca estará solo porque “estas playas estarán repletas de los muertos invisibles de mi tribu”.

Este es el discurso de alguien a quien le han cambiado su paradigma. Mientras escribo estas líneas se ignora si los núcleos de los reactores de la central de Fukushima ya se han fundido total o parcialmente, ni cuánta cantidad de elementos radiactivos de larga vida fluyen libremente hacia el océano Pacífico o se depositan sobre el territorio del Japón; y otro tsumani político y social afecta a los estados que hasta ahora nos abastecían de petróleo barato. No está de más que nosotros leamos el discurso del jefe Seattle como quien también está cambiando de paradigma.


viernes, 23 de abril de 2010

TRANSGENICOS, BUMERANG CONTRA MONSANTO

Lo que muchos vaticinábamos se ha cumplido. La naturaleza se defiende con éxito de la agresión que sufre por parte de los transgénicos. Han aparecido malas hierbas resistentes al herbicida Glifosato (de nombre comercial Round-Up). Con ello queda anulada la estrategia de luchar contra las malas hierbas mediante variedades transgénicas a cuyo ADN se le había pegado, mediante técnicas de ingeniería genética, el gen Round-Up Ready, procedente de la bacteria Agrobacterium tumefasciens. La presencia de este gen le confería a la planta resistentencia al glifosato, de forma que se podía aplicar dicho herbicida a mansalva con el cultivo ya crecido. Estas variedades fueron diseñadas y comercializadas por la misma empresa que ya tenía la patente del herbicida Glifosato, la inefable MONSANTO, con la idea de poder vender más herbicida, ya que en los cultivos con variedades normales el herbicida sólo puede aplicarse en preemergencia.

Un artículo de Sylvie Simon de mayo de 2009, del que se hizo eco el boletín de la asociación Vida Sana el pasado 19 de abril de 2010, daba cuenta de que en Estados Unidos se estaban abandonando decenas de miles de hectáreas de soja transgénica por la aparición de amaranto, una mala hierba, resistente al herbicida Round-Up.

La única solución es arrancar a mano las malas hierbas, como se hacía antes, pero esto ya no es posible dadas las dimensiones de los cultivos. Además, al estar profundamente arraigadas, estas hierbas son muy difíciles de arrancar con lo que, simplemente, se han abandonado 5.000 hectáreas. Muchos cultivadores se plantean renunciar a los OMG y volver a la agricultura tradicional, tanto más cuanto que las plantas OMG cuestan cada vez más caras y la rentabilidad es primordial para este tipo de agricultura.
Un detalle significativo es que el amaranto Amaranthus lividus, como su pariente la quinoa Chenopodium quinoa, en su lugar de origen, zona andina y centroamérica, es una planta comestible muy nutritiva que fue en su día erradicada cuando la conquista española por el carácter sagrado que tenía para los pueblos inca y azteca. No podía elegir la naturaleza mejor agente que el amaranto para vengarse de MONSANTO.

La discrepancia que yo planteo con la fuente de la noticia, que no es aclarada con las citas que se hacen de los genetistas británicos Brian Johnson y Paul Brown, es que según ésta se dio transferencia horizontal de genes entre la soja transgénica y el amaranto, resultando plantas de amaranto híbridas que habían incorporado el transgen.

La posibilidad de transferencia horizontal de los genes OGM siempre ha sido planteada por los detractores de la ingeniería genética, ya que estos genes por la propia tecnología empleada para cortarlos del genoma original e insertarlos en el del receptor, son inestables y tienen tendencia a saltar fuera. Sin embargo se admite que los candidatos naturales a esta transferencia son microorganismos, o bien del suelo, o bien de los presentes en el tubo digestivo de los animales que se alimentasen de alimentos OGM.

En cambio la posibilidad de transferencia directa entre plantas superiores es remota, pues por polinización sólo podrían cruzarse especies próximas, pero no familias alejadas como la de la soja y la del amaranto.

Más probable es que el amaranto resistente al herbicido haya sido obtenido por simple selección natural, ya que la presión de selección es enorme por lo reiterado de los tratamientos herbicidas.

domingo, 18 de abril de 2010

PERMACULTURA

Hace ya muchos años un gobernador civil inauguró una carretera en un pueblillo perdido de su provincia. Durante el acto dijo que estaba asombrado por lo bien trazada que estaba, y que quería felicitar personalmente al ingeniero que la había proyectado. El contratista le dijo que habían hecho la obra sin ingeniero ni proyecto.

- ¿Cómo se las arreglaron entonces para hacerla tan bien?

- Lo único que hicimos fue seguir el camino que abrían los burros cuando subían o bajaban por la pendiente

Además de castigar la prepotencia de los ingenieros, este chiste está lleno de lógica. Las expresiones “hacer el burro” y “trabajar como un burro” se refieren al burro al que el humano mantiene amarrado y obliga a trabajar, pero el burro dejado en libertad es un animal bastante inteligente. Siempre aplicará la ley del mínimo esfuerzo. Ante una pendiente del terreno procurará seguir el camino más corto posible pero evitando la vía directa que le suponga esfuerzo o riesgo excesivos. Esto no significa que sean innecesarios los ingenieros, sino que el mejor proyectista será el que, aparte de lo que digan sus cálculos, comprenda que muchas veces la solución más rentable, sostenible, sencilla e incluso más estética no es la más costosa en medios o en capital, sino la que menos se oponga a lo que la naturaleza espontáneamente crea y modifica. Esta forma de proyectar cooperando con la naturaleza en lugar de enfrentandose a ella puede aplicarse a toda clase de infraestructuras e industrias; la escuela que la aplica en agronomía es la Permacultura.

Los permacultores no tienen necesidad de tratar sus cultivos contra plagas ni enfermedades porque, aparte de que sólo cultivan lo que se da en la época y en el terreno, lo hacen asociando hasta 6 o 7 especies distintas en el mismo metro cuadrado de cantero; podan sus árboles frutales lo menos posible; no cavan, ni aporcan, ni aran la tierra, ni entierran abonos, ni hacen compost en montón, sino que extienden sobre la superficie restos vegetales y materias orgánicas diversas (preferentemente del propio culivo) para que se haga mantillo de la forma más parecida a como tendría lugar en un terreno no agrícola (compostaje en superficie); asocian árboles y arbustos con cultivos herbáceos para abonar el suelo con la hojarasca y ramaje obtenidos en la poda; Procuran dejar que parte de las plantas se espiguen para que el cultivo se ensemille solo y continúe saliendo de risa; si han de labrar el terreno, sueltan gallinas, patos o cochinos en los canteros para que escarben al comerse el rastrojo. Contra lo que pudiera pensarse, los rendimientos (sumando todos los cultivos asociados) no desmerecen de los que podrían obtenerse con métodos convencionales.


Los creadores del método, trabajando cada uno independientemente del otro aunque luego han cooperado, son el japonés Masanobu Fukuoka y el australiano Bill Mollison.

Fukuoka llama a su escuela, profundamente impregnada de pensamiento budista, "La Agricultura del No Hacer". Su método y cómo llegó a él se describe en su libro "La Revolución en una brizna de paja".
Mollison define su método como el que es intensivo en información, en contraposición con los métodos convencionales que o son intensivos en capital, o son intensivos en trabajo. Uno de sus lemas es que lo que sólo tiene una única utilidad es malo. Su libro “Introducción a la permacultura” es de los mejores tratados que hay sobre agricultura ecológica.

Antes de que hubiera ingenieros agrónomos los campesinos de todo el mundo durante miles de años perduraron cooperando con la naturaleza. Sólo se desviaron cuando la superpoblación los obligó a esquilmar el medio por encima de lo sostenible (sostenible es un anglicismo que viene de sustainable, que traducido literalmente debería decirse “perdurable”), o cuando pusieron en cultivo terrenos que no eran óptimos, o cuando instancias superiores les obligaron al monocultivo.

La agricultura comenzó en climas cálidos (Oriente medio, la India, el sudeste asiático, Centroamérica, la zona andina) y sus primeros aperos agrícolas no eran más que palos para hacer agujeros donde sembrar o trasplantar. Fue cuando se extendió hacia el norte a climas templados que se hizo necesario arar profundamente el terreno; al voltear el terreno se favorece la aireación y por ello la actividad microbiana, deprimida por el frío. La agricultura no se extendió a Europa más que después de haberse inventado el arado. Por eso la agricultura intensiva en trabajo o en capital es un invento europeo; por eso la permacultura es en cambio el método ideal para los trópicos.

Los canarios antiguos no tenían más herramienta agrícola que un cuerno de cabra espichado al extremo de un palo. Con eso podían layar un terreno que ya estuviera humedecido por la lluvia y estercolado y libre de hierbas por el paso de su ganado, pero no araban, ni surcaban ni aporcaban. La cultura del campesino canario moderno, común al mundo mediterráneo, de trabajar el terreno constantemente sin dejar una sola mala hierba (no son malas, en realidad son parte del ecosistema y hacen sus funciones) no se explica más que por haber extendido la agricultura (frutales y viña) a secanos tan áridos que cualquier mala hierba compite con el cultivo por el agua escasa, habiendo abandonado la asociación con la ganadería.
“Los revolucionarios que no tienen huerto, que dependen del mismo sistema que atacan, y que producen palabras y balas, pero no comida ni abrigo, son inútiles”.
Esta es una de las últimas frases del libro de Mollison. En un mundo próximo a alcanzar sus límites al crecimiento no tenemos más remedio que practicar la agricultura cooperando con la naturaleza. Espero disfruten de la lectura de estos dos autores.



miércoles, 14 de abril de 2010

ESPAÑA Y CANARIAS, DOS IDENTIDADES NACIONALES FRUSTRADAS

Cuando hablo de identidades nacionales no me refiero necesariamente a estados. Los imperios y reinos del antiguo régimen eran estados, pero quienes formaban parte de ellos no tenían identidad nacional. Durante la agitada época que comienza en 1776 con la revolución de las 13 colonias inglesas en Norteamérica y se extiende a todo lo largo del XIX, los pueblos de Europa y de América adquieren identidad nacional porque cada uno de ellos deja de ser el conjunto de súbditos de un monarca y pasa a considerarse la unión de ciudadanos que se constituye en nación. España y Canarias en cambio dejaron pasar la ocasión.

España tuvo en 1808, cuando se levantó contra la ocupación napoleónica, su gran oportunidad histórica para adquirir identidad nacional, pero fue malograda con la restauración absolutista de 1814. Las vergonzosas abdicaciones de Fernando VII y de Carlos IV en favor de José I (el hermano de Napoleón) en Bayona, adonde habían acudido por separado buscando cada uno para sí el favor de Napoleón en la pelea por el trono que arrastraban desde el motín de Aranjuez, empañan para siempre el crédito de la dinastía. Las autoridades que dejaron en España tenían órdenes de colaborar con el ocupante. El motín espontáneo del 2 de mayo en Madrid no contó con la adhesión de ningún ministro, de ningún obispo ni de ningún general; dos capitanes y un teniente fueron los militares de mayor graduación que ese día estuvieron con el pueblo, y tuvo que ser el alcalde del cercano pueblo de Móstoles quien mediante un bando declarara formalmente la guerra contra el invasor. Fueron juntas de defensa constituidas al margen de las autoridades legales, o con su participación a regañadientes, las que dirigieron la guerra y ejercieron autoridad en las zonas liberadas. Las cortes reunidas en Cadiz, el último rincón de España que permanecía libre, apruebaron una constitución el 19 de marzo de 1812 que comienza proclamando como rey a Fernando VII y declarando nula su abdicación, “no sólo por la violencia que intervino en aquellos actos injustos e ilegales, sino principalmente por faltarle el consentimiento de la nación”.

Apenas restaurado en el trono, lo primero que hizo el rey felón mediante el decreto de Valencia de 4 de mayo de 1814 fue declarar que no juraba la constitución y que la declaraba nula junto con los demás decretos de las cortes,

“y como el que quisiere sustentarlos y contradijere esta mi real declaración, tomada con dicho acuerdo y voluntad, atentaría contra las prerrogativas de mi soberanía y la felicidad de la nación, y causaría turbación y desasosiego en mis reinos, declaro reo de lesa majestad a quien tal osare o intentare, y que como a tal se le imponga pena de la vida, ora lo ejecute de hecho, ora por escrito o de palabra, moviendo o incitando, o de cualquier modo exhortando o persuadiendo, a que se guarden y observen dicha constitución y decretos”.
La historia de España desde entonces hasta la actualidad no es más que la lucha de la soberanía popular que nunca se acaba de imponer, contra el antiguo régimen que nunca acaba de desaparecer. La monarquía de Juan Carlos no es en realidad más que un compromiso entre la democracia y los restos del franquismo. El poder político, incluso cuando está en manos de la supuesta izquierda, se ve influido por grupos de poder económico de mucho abolengo. A nivel local todavía hay redes de clientelismo cuyo origen se remonta a la época premoderna. Mucho debe de quedar del antiguo régimen cuando el juez Garzón probablemente sea suspendido por haber sido admitida una querella por prevaricación, presentada por Manos Limpias a la que se le sumó Falange Española de las JONS, por investigar los crímenes del franquismo.

La ausencia de himno es un detalle trivial que indica que España no tiene identidad nacional. Los himnos se cantan porque originalmente eran canciones de lucha, así La Marsellesa o el himno de Riego. La Marcha Real no tiene letra porque es la música que se tocaba cuando el monarca pasaba revista a sus tropas.

La guerra de la independencia de España fue la ocasión que aprovecharon las colonias de América, habiendo colapsado la metrópoli, para emanciparse. Los virreyes coloniales fueron depuestos por juntas de defensa, que cuando la situación se prolongó acabaron declarándose independientes de la junta suprema de Sevilla. Cuando el 19 de abril de 1810 el ayuntamiento de Caracas depuso al capitán general Emparán fue para constituir una “Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII”.

Los sucesos en Canarias no fueron inicialmente muy diferentes de los de América. La abdicación de Fernando VII en Bayona el 5 de mayo de 1808 no se conoció en Canarias hasta el 5 de junio. El levantamiento del 2 de mayo en Madrid no fue conocido hasta el 3 de julio. Así de precarias eran las comunicaciones. El capitán general Fernando Cagigal de La Vega, marqués de Casa Cagigal, ambiguo e irresoluto durante esas fechas decisivas, fue depuesto el 11 de julio de 1808 por una “Junta Suprema Gubernativa de Canarias” constituida en La Laguna, presidida por Alonso de Nava-Grimón y Benítez de Lugo, marqués de Villanueva del Prado. Aunque la capitalidad de hecho estaba en la isla de Tenerife por ser la residencia del capitán general, la capital de derecho estaba en Las Palmas, por ser sede de la audiencia y del obispado. Descontentos los grancanarios con un organismo con sede en la isla hermana, el ayuntamiento de Las Palmas el 1 de septiembre se constituye en “Cabildo Permanente” y se declara independiente de la junta de La Laguna, siendo encarcelado su representante el gobernador Creagh.

Esta situación de guerra fratricida también se dio en America. Las primeras fases de la guerra de independencia en Venezuela están marcadas por la guerra entre Caracas y Coro; en Colombia por la guerra entre Bogotá y Tunja, y entre Cartagena y Santa Marta.

Los organismos rivales de La Laguna y de Las Palmas enviaron cada uno sus representantes a España, que intrigaron ante la junta suprema de Sevilla por conseguir la preminencia ante el otro, con el resultado de que ésta optó por la solución salomónica de disolver ambos y ordenar contituir una nueva junta donde dispusiera el comandante militar de las islas, lo que acabó teniendo lugar en Santa Cruz. La disputa por la capitalidad, y luego por la partición provincial, marcó desde entonces la historia de Canarias hasta prácticamente nuestros días.

Cada isla de la colonia tenía su economía de monocultivo orientada hacia el comercio con el exterior, por lo que su clase dominante era rival de las de las demás islas. Qué duda cabe que si las islas hubieran estado integradas entre sí, el resultado hubiera sido distinto. La metrópoli estaba ocupada por el invasor francés, nuestro cliente Inglaterra tenía el dominio del mar, podíamos contar con la ayuda de las recién independizadas repúblicas de América. Todavía en 1826 el congreso panamericano tenía entre sus temas de discusión “decidir el futuro de aquellos pueblos que aún no habían obtenido su emancipación, como Cuba, Puerto Rico, Filipinas e Islas Canarias”. Nunca estuvimos tan cerca de ser independientes, si no lo hubiera malogrado la pelea fratricida.


martes, 6 de abril de 2010

EL IMPERIO EN DECADENCIA

Contra la imagen que solemos tener de ellos, los militares son personas eminentemente pragmáticas que aportan una buena dosis de sensatez a las estrategias que los alocados políticos que tienen por jefes les marcan. El informe anual del Mando de Acción Conjunta del ejército estadounidense (United States Joint Forces Command, o USFJCOM) denominado “Entorno Operativo Conjunto” (Joint Operating Environment o The JOE) analiza las posibles amenazas en todas las áreas relacionadas con la seguridad. El informe de este año 2010, en el capítulo dedicado a la economía, describe la grave coyuntura financiera en la que se encuentra el país, advirtiendo que “la explosión del déficit y la deuda pública hace insostenible la actual asignación de recursos para Defensa y pone en peligro la seguridad nacional e internacional”.

“Los ingresos fiscales previstos están muy por debajo de lo necesario para cubrir los compromisos adquiridos por el Gobierno Federal. El nivel de endeudamiento público suscita incertidumbre sobre nuestra capacidad para devolver una deuda cada vez mayor y sobre el valor del dólar en el futuro”.
Este endeudamiento va a exigir, según el informe, unos gastos cada vez mayores: “Si continúa la tendencia actual, Estados Unidos dedicará un 7% de su producción simplemente a hacer frente a su deuda externa. El pago de los intereses, combinado con el crecimiento de la Seguridad Social y la Sanidad, detraerá recursos de todas las demás áreas del Gobierno, incluida la Defensa Nacional”.
Es aleccionador que sea precísamente un medio profundamente conservador y ultraneoliberal como es Libertad Digital quien se haga eco de este informe catastrofista.

Demostrando un notable sentido de la perspectiva histórica, The JOE alerta de imperios que vivieron demasiado tiempo por encima de sus posibilidades y acabaron colapsando, no porque su maquinaria militar hubiera dejado de ser invencible, sino porque no podía ser financiada por un estado exhausto:

“La España de los Habsburgo incumplió el pago de su deuda catorce veces en 150 años, y la alta inflación la hizo tambalearse hasta que su imperio transoceánico colapsó; los Borbón en Francia acumularon tanta deuda por sus guerras y despilfarros que las tensiones sociales desembocaron en su derrocamiento en una revolución; los intereses consumieron el 44% del presupuesto británico entre 1919 y 1939 e impidieron su rearme frente a Alemania".
Yo agregaría el caso del imperio romano. Su ejército siempre fue superior técnicamente a todos sus enemigos, y si alguna vez los bárbaros tuvieron ventaja con algún avance (como por ejemplo el empleo de estribos que permitió multiplicar la capacidad de choque de la caballería), fueron enrolados como auxiliares en las legiones o directamente contratados como mercenarios. El colapso llegó cuando el imperio fue incapaz de sufragar los gastos militares crecientes, lo que se tradujo en sucesivas devaluaciones de su moneda mediante el expeditivo método de rebajar la proporción de plata u oro empleada en su acuñación. Casi lo que le están pasando al dolar.


viernes, 2 de abril de 2010

UNELCO – ENDESA, UN MODELO ENERGETICO CON FECHA DE CADUCIDAD

¿Por qué ocurren apagones cada vez que hay alguna circunstancia climatológica excepcional?. No debieran de considerase tan excepcionales, porque es normal que periódicamente llueva torrencialmente, haya olas de calor o de frío, o haga viento fuerte. Los canarios ya sufrimos el problema cuando la tormenta Delta en 2005* y más recientemente con las lluvias del pasado mes de febrero, pero no es un problema que nos afecte sólo a nosotros o que sea sólo culpa de UNELCO. En Cataluña se colapsó el suministro durante varios días del pasado invierno porque las torres no aguantaban el peso del hielo acumulado en los cables. Todos los veranos en España, coincidiendo con las olas de calor y un máximo de consumo debido a la generalización del aire acondicionado, hay apagones porque las líneas no pueden soportar esa sobrecarga. En Estados Unidos y con menor frecuencia en Europa hay fallos generales de los sistemas de distribución.

¿Por qué las empresas responsables, secundadas por las autoridades políticas, repiten machaconamente que la culpa es de “los del no a todo” por no dejarles invertir en aumentar su capacidad de generación, y que hace falta construir más centrales (térmicas por supuesto)?

Un artículo publicado en noviembre de 2003 en el periódico mexicano La Jornada, donde se analiza el tema de los grandes apagones en Estados Unidos, nos da la explicación: la culpa de que haya apagones cada vez más frecuentes la tienen la privatización y la desregulación del sector eléctrico. El artículo cita un estudio realizado por el Instituto Americano de Física, un análisis confidencial realizado para el centro de investigaciones de los dueños de las empresas eléctricas: el Instituto de Investigaciones de Fuerza Eléctrica, una investigación realizada por el periódico Washington Post sobre los apagones causados por el huracán Isabel en octubre de 2003, y declaraciones de ex-ejecutivos de empresas eléctricas.

la desregulación del sector eléctrico en los años 90 se realizó sobre la base de tratar a la energía como una mercancía y no como un servicio básico nacional. El resultado fue que las empresas privadas se enfocaron primero en las ganancias, mediante la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica -espacio que rendía las mayores utilidades-, que en mantener la infraestructura de las líneas de transmisión para asegurar la confiabilidad del servicio en momentos de mayor demanda, como ocurre en el verano o durante tormentas.

(...)

desde que entró en vigor la desregulación en los años 90 las empresas eléctricas redujeron dramáticamente su inversión en el mantenimiento de líneas y sistemas de transmisión, a pesar de las advertencias de que eso vulneraría el sistema ante las tormentas. Para incrementar sus ganancias, las empresas redujeron costos recortando gastos de mantenimiento de líneas de trasmisión, al tiempo que incrementaron inversiones en grandes plantas de generación de electricidad, rubro en el que las ganancias son enormes.
El auge de la economía financiera sobre la real no fue ajeno a este proceso. Tradicionalmente una compañía eléctrica era un valor seguro porque, aunque estaba obligada a realizar ciertas inversiones para garantizar la continuidad del servicio público, tenía asegurada una mínima rentabilidad. Pero tenía el inconveniente de que no podía rendir el 30% o el 40%. La desregulación permitió que se pudiera especular con la electricidad, generándola donde era más barata y transportándola al otro extremo del país, pero a través de líneas que no estaban dimensionadas más que para necesidades locales.

En esta época de vacas flacas las eléctricas están pegando un fuerte recorte a sus inversiones. Según datos de Unesa, la patronal eléctrica, que engloba a Iberdrola, Endesa, Gas Natural-Fenosa, E.ON España y HC Energía, sus socios invirtieron un 19% menos durante 2009 respecto al año anterior, según dicen porque la demanda disminuyó un 4,3% debido a la crisis.

Este recorte va a extenderse a los próximos años. Lo dicen los nuevos amos de ENDESA, la empresa italiana ENEL:

El consejero delegado de Endesa (ENDESA.SN - noticias) , Andrea Brenta, atribuyó hoy el recorte de inversiones contemplado en el plan estratégico 2010-2014 de la compañía a la caída de la demanda, al entorno económico provocado por la crisis económica y al "nuevo perímetro" de la compañía por la venta de activos en Grecia, Irlanda y, antes de julio, en Canarias y Baleares, así como por la integración de las renovables en una nueva sociedad conjunta con Enel (Milan: ENEL.MI - noticias) .

Endesa anunció hoy que invertirá 10.500 millones de euros en los cinco próximos años, de los que 6.825 millones se destinarán al mantenimiento de sus activos y 3.675 millones a la expansión del negocio. Esta cifra es inferior a los 13.500 millones programados para el periodo 2009-2013. Brentan aseguró que las inversiones en distribución "se mantienen".
Parece por tanto que antes descuidaban la inversión en distribución porque sólo les interesaba la generación, y que ahora como hay crisis también están aplazando lo que tenían previsto invertir en generación. Seguramente mucho de lo que llaman “inversión” será en realidad mantenimiento de lo que ya está. Si no fuera porque los que manejan las eléctricas son economistas neoliberales que no se han enterado de que la tierra es redonda y finita y los recursos naturales limitados, uno pensaría que previendo el inminente peak-oil han considerado que estamos condenados a decrecer, y en consecuencia han decidido no aumentar más su capacidad productiva. Aunque sólo actúen movidos por las tendencias a cortp plazo del mercado, el resultado es el mismo.



* Según el reglamneto electrotécnico de alta tensión, las instalaciones eléctricas se han de dimensionar previendo vientos de 120 Km/h, y que a la resultante de esfuerzos se le ha de aplicar un coeficiente de seguridad del 50%. Es decir, que las torres de UNELCO deberían de haber soportado vientos cercanos a 180 Km/h. La tormenta Delta (interesadamente llamada huracán) estuvo muy por debajo de eso.