Si un pueblo no dispone de sus recursos para aprovecharlos según su propio interés, no tiene soberanía. La soberanía no se exige por capricho, ni por el gusto de sentirse diferente; se exige por necesidad, y sólo cuando se ha puesto de manifiesto que no se puede continuar sin ella.
Si la multinacional REPSOL decide extraer petróleo del mar canario, y el gobierno de España se lo concede a cambio de un tanto del beneficio que obtenga, y Canarias no obtiene nada más que contaminación, es que Canarias necesita la soberanía energética.
Si la multinacional REPSOL extrae petróleo, pero no tiene previsto indemnizar ni con un céntimo de euro a quienes han de soportar el riesgo de un vertido que arruine su industria turística, ni da cuenta a los posibles afectados de las medidas que toma para evitar ese riesgo, ni siquiera a las autoridades locales, ni la leyes del reino de España le obligan a ello, es que Canarias necesita la soberanía energética.
Si la multinacional ENDESA pretende
instalar una central térmica de ciclo combinado en Las Caletillas (Candelaria),
basándose en previsiones sobredimensionadas con datos sobre consumo de energía tomados
de documentos desfasados, aunque ese ciclo combinado funcione muy por debajo de
su rendimiento óptimo, descartando interesadamente la posibilidad de aprovechar
energías renovables sin querer desarrollar los sistemas que permitirían su
aprovechamiento, porque ya disfruta de un régimen de monopolio en virtud de la
política energética llevada por el reino de España, es que Canarias necesita la
soberanía energética.
Si la multinacional ENDESA ignora que su presencia en Candelaria ha condicionado seriamente el desarrollo del municipio, ni se plantea indemnizar a los vecinos de Las Caletillas por el deterioro de su calidad de vida durante todos los años que han tenido que soportarla a escasa distancia de sus viviendas, ni por el lucro cesante por la pérdida de valor de sus propiedades debido a la eternización de su presencia en la zona, y además les impone la construcción de un gasoducto para que llegue el gas natural con que pretende que funcione su central, y no precisa de que las autoridades del municipio ni de la isla autoricen la instalación, y sólo tiene que pedirle permiso al gobierno de España, es que Canarias necesita la soberanía energética.
Si la empresa GASCAN, adquirida
por la multinacional ENAGAS, planea construir plantas regasificadoras de gas natural
licuado en Granadilla y en Arinaga, para vender a la multinacional ENDESA el
gas necesario para continuar con su monopolio de la producción eléctrica; y si para
abastecer de GNL a las plantas supuestamente hay que construir el puerto industrial
de Granadilla (o mantener el inútil de Arinaga); y si por casualidad las
empresas concesionarias de las obras de construcción del puerto, y algunos de
los propietarios de los terrenos anexos, son consejeros y/o accionistas de
GASCAN, y el actual gobierno de Canarias retuerce las leyes de protección del
territorio para que la obra se haga aunque sea ilegal, y el gobierno del reino
de España no lo recurre, es que Canarias necesita la soberanía energética, y el
actual gobierno de Canarias está incapacitado para ejercerla.
Si la empresa propiedad del Estado español Red Eléctrica de España REE proyecta nuevos tendidos de alta tensión a 220 KV, a pesar de ser redundantes, innecesarios y basarse en previsiones sobredimensionadas y obsoletas, sólo porque ya estaban en la planificación del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio del reino de España, y no precisa de que las autoridades del municipio ni de la isla autoricen la instalación, y el gobierno de Canarias no puede hacer otra cosa que incluirlos en su PECAN “por imperativo legal”, es que Canarias necesita la soberanía energética.
Si en Canarias no se instala energía
termosolar, a pesar de tener potencial de sobra y existir la tecnología
necesaria, porque el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio del reino de
España no la autoriza “debido a la cantidad de proyectos inscritos en el
registro a nivel nacional, se han cubierto los objetivos de potencia y por lo
tanto, el registro permanece cerrado” y a que “en Canarias no se ha inscrito
ningún proyecto bajo este RD, y no podrá hacerlo hasta que se establezca un
nuevo marco regulador y nuevos objetivos nacionales al respecto, por lo que es
de prever que en lo que resta de horizonte temporal, no se instalará potencia
termosolar en ninguna isla” (según se reconoce en el PECAN), es que Canarias
necesita la soberanía energética.
No digo que la identidad canaria, o el amor a la bandera de Canarias (quien lo tenga), o el sentirse canario (quien se sienta), dejen de tener su importancia; alguna tienen, pero son irrelevantes mientras que Canarias siga sin tener soberanía energética.
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