José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



jueves, 28 de junio de 2012

El Pleito de los naturales y la identidad canaria



A finales del siglo XVII tuvo lugar el “Pleito de los Naturales”, en el que los descendientes de los guanches hicieron valer ante los poderes de la isla, mediante sendos litigios judiciales, primero en 1587 contra los regidores del Cabildo de Tenerife, luego en 1601 contra los frailes dominicos, su derecho exclusivo a portar en procesión la imagen de la Virgen de Candelaria.
 
La documentación del pleito fue estudiada por el cura José Rodríguez Moure en el archivo de la casa Osuna, y figura completa en el Anexo VI del tercer tomo de la magna obra de su amigo Juan Bethencourt Alfonso, “Historia del Pueblo Guanche”. Fray Alonso de Espinosa, contemporáneo de los hechos porque residió en Canarias entre 1582 y 1592, aunque parte interesada porque él mismo era dominico, silencia completamente el tema en su obra “Historia de Nuestra Señora de Candelaria”, centrada en lo milagroso de la imagen en sí más que en la santidad del lugar donde apareció y se venera.

Llama la atención que, 92 años después de finalizada la conquista, los descendientes de un pueblo vencido (supuestamente minoritario o extinguido) sean capaces de movilizarse contra una injusticia, llevar a juicio a las máximas autoridades de la isla, y ganar el caso; no por un asunto baladí, sino por algo de la máxima importancia relacionado con su propia identidad como pueblo. Como se repite varias veces a lo largo del proceso,
 
“es uso y costumbre tan antigua de en todos los años por el día de Nuestra Señora de Candelaria que se hace procesión desde la casa de nuestra señora hasta la iglesia de san Blas (…) en sus andas y llevada sobre sus hombros por los Naturales que descienden de los Naturales, que eran antes que la isla se ganase, y en contorno y en redondo de la dicha imagen suelen ir todos los Naturales porque es fiesta suya e la imagen les pareció a ellos mucho tiempo antes que cristianos ganasen la dicha isla”



El 2 de febrero de 1587 se presentaron en la procesión del día de la Candelaria los regidores del cabildo de Tenerife Cristóbal Trujillo de la Coba y Gaspar Yanes, con vara de justicia en las manos, e intentaron por la fuerza quitar a los guanches las andas sobre las que se transportaba la imagen,
 
“y porque los dichos Naturales con modestia e mansedumbre decían e requerían al dicho Trujillo de La Coba que no les quitase de su posesión e que aquello les pertenecía por ser Naturales, el dicho Trujillo y los demás les afrentaron delante de la dicha imagen llamándoles de bellacos e majaderos e pícaros y en son de quererlos afrentar les decían que eran unos guanches de baja suerte”

La gente se amotinó y la procesión se tuvo que suspender. Pedro Hernández y 14 naturales más, apellidados Hernández, Fernández, Rodríguez, González, Diaz, Vera, Sánchez y Martín, presentan una demanda ante la real audiencia de las islas de Canaria, contra los mencionados regidores. Admitida la querella, la real audiencia de Canaria dicta sentencia el 7 de diciembre de 1587 a favor de los Naturales.

En 1601 se reproduce el conflicto. Los frailes dominicos advierten a los guanches que el día 2 de febrero han de dejar sacar la imagen a los regidores desde el altar hasta la puerta principal, y que si no lo consentían, serían exclusivamente los propios frailes quienes la llevarían y traerían durante toda la procesión.
 
“porque los dichos Naturales son meros legos y no tienen que tratar en las cosas espirituales y que están dedicadas por los religiosos y sacerdotes, como nosotros somos (…) y porque la dicha santa imagen es reliquia y don del cielo que está dedicada a los religiosos y sacerdotes y siendo esto así como es, como a tales se nos dio, y pues se nos ha concedido lo mayor, se nos concede los menos, que es el sacarla a nuestra disposición”

A lo largo de marzo de 1601 Juan Marrero,”guanche, vecino de Candelaria” reúne poderes de representación de naturales de toda la isla, apellidados Hernández, Pérez, Pestano, González, Rivero, Palanzuelos, Sierra, Rodríguez, Martín, Delgado, Ibaute, Betancort, Guerra, Diaz, Mena, Estévez y Asencio, para que los represente en el pleito, y nombra procurador a Jerónimo Agnese, quien presenta querella contra los frailes dominicos en nombre de los Naturales ante la real audiencia de Canaria, invocando como precedente la sentencia de 14 años antes.

No debió de sentar bien en las altas esferas este nuevo atrevimiento, porque como represalia se tocaba la alarma a cada momento para obligar a los vecinos de Candelaria a acudir a la defensa del puerto de Santa Cruz, lo que es motivo de un escrito de queja del mencionado procurador:
 
“que los dichos mis partes siguen pleito ante esta real audiencia contra la justicia e regimiento de la dicja isla, sobre el despojarles de la posesión que tienen de llevar la imagen de la virgen de Candelaria, por lo cual todos les tienen odio y enemistad y con pequeña ocasión que buscan, o sobre entrar un navío en el puerto de Santa Cruz, tocan a rebato y mandan que mis partes vengan del término de Candelaria donde viven al dicho puerto, y el que hace falta le castigan, prenden y ponen y molestan sobre ello”
 
Finalmente mediante escrito de 19 de septiembre de 1602 la orden dominica desiste del litigio con los naturales y se manifiestan conformes con cederles el derecho de cargar las andas de la imagen, como se ha continuado haciendo hasta el día de hoy.



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