A propósito de los acontecimientos en Libia la izquierda se ha dividido entre quienes defienden a Gaddafí porque es un aliado contra el imperialismo y quienes lo condenan porque no es más que un déspota, polémica que recuerda la que hubo desde los años 30 entre los estalinistas que defendían el socialismo en un sólo país y los trotskistas que defendían la revolución permanente.
El régimen de Stalin era el único socialismo realmente existente, y quien no lo apoyara no era un verdadero socialista sino un sospechoso “intelectual”. Los movimientos revolucionarios en todo el mundo se vieron condicionados en función de los intereses del estado soviético, si la tiranía de turno era su aliado o si nó. La postura de algunos gaddafistas (ahora se lo llama campismo) no difiere demasiado:
Libia es, por eso mismo, un buen parámetro ideológico para diferenciar a quienes son de izquierda por ser revolucionarios como una opción de vida, y quienes son de izquierda como alguien podría preferir las novelas de espionaje a las de ciencia-ficción, lo cual no es condenable, por supuesto; pero sirve para saber quién es quién y hasta qué consecuencias es capaz de llegar en la defensa de las ideas revolucionarias; y sobre todo, qué autoridad moral tiene para hablar de revolución.
Los Gaddafistas dicen que no pueden creerse las noticias sobre tiroteos y bombardeos contra manifestantes pacíficos. Cierto que hay desinformación sobre lo que pasó en Libia, pero principalmente por culpa de Gaddafí, que cerró internet , las redes sociales e incluso el teléfono.
Al Imperio no le gustó nada la caida de Mubarak ni la de Ben Alí, ni mucho menos le gustará la caída de las monarquías de Marruecos o de Arabia Saudí, cuando lleguen. La revuelta en Libia (admito que para poder llamarla revolución todavía le faltan organización y objetivos claros) sigue el mismo impulso que las de los otros estados árabes y obedece a las mismas condiciones objetivas: la pobreza (o la riqueza mal repartida) y el despotismo. Todas estas revueltas, incluso la de Libia, han pillado desprevenido al imperio, lo que no es obstáculo para que ahora intente minimizar los daños.
Gaddafí produce 1,7 millones de barriles de petróleo al día. Es de los que en la OPEP mantiene la posición de ajustarse estrictamente a las cuotas de producción para que no baje el precio, y podría apoyar que dejara de emplearse el dólar como referencia en el mercado petrolero. Era un aliado ideal para el presidente Chávez…hasta que la revuelta de los pueblos árabes pasó por su país.
Alma Allende y Santiago Alba, en un lúcido análisis, animan a que la izquierda latinoamericana deje de apoyar a Gaddafi. De lo contrario las consecuencias serían “romper los lazos con los movimientos populares árabes, dar legitimidad a las acusaciones contra Venezuela y Cuba y "represtigiar" el muy dañado discurso democrático imperialista”.
En otro artículo previenen contra el miedo a las conspiraciones del imperio que impide que tengamos confianza en los pueblos:
Ojalá el pueblo libio acabe con el régimen de Gadafi antes de que la intervención de los EEUU nos obligue a defender al criminal para defender a ese pueblo que se ha alzado contra él y que no aceptará ninguna intervención extranjera que le prive de su derecho a derrocarlo.
Quien atribuye la revuelta en Libia a los manejos del imperialismo en alianza con el islamismo es que no tiene confianza en los pueblos. Coincide en su análisis con la ultraderecha usamericana, que también le echan la culpa a Al-Qaeda porque tampoco conciben que el pueblo sea capaz de levantarse.
El presidente Chávez, en un gesto que le honra como persona pero no como político, dice que Gaddafí es su amigo y que sería cobarde dejar de defender a un amigo. Ciertamente a nuestros amigos se les debe de defender hasta el final, es feo traicionar a los amigos, antes hay que dar crédito a nuestros amigos que a quienes hablan mal de ellos. Pero también es un error que nuestras relaciones personales interfieran en los asuntos públicos, tanto para el funcionario más humilde como para el jefe del estado. Además el presidente Chávez no se debe sólo a la razón de estado: también tiene una responsabilidad revolucionaria con los pueblos del mundo. No hubiera promovido entonces la V Internacional (reconociendo implícitamente a la IV Internacional de los partidarios de Trotsky). El tsunami de revueltas que recorre el mundo árabe puede compararse al Caracazo del 27 de febrero de 1989. Quien defiende a Gaddafí creyéndolo revolucionario está en realidad haciéndole el juego a un Carlos Andres Pérez.
El presidente Chávez, en un gesto que le honra como persona pero no como político, dice que Gaddafí es su amigo y que sería cobarde dejar de defender a un amigo. Ciertamente a nuestros amigos se les debe de defender hasta el final, es feo traicionar a los amigos, antes hay que dar crédito a nuestros amigos que a quienes hablan mal de ellos. Pero también es un error que nuestras relaciones personales interfieran en los asuntos públicos, tanto para el funcionario más humilde como para el jefe del estado. Además el presidente Chávez no se debe sólo a la razón de estado: también tiene una responsabilidad revolucionaria con los pueblos del mundo. No hubiera promovido entonces la V Internacional (reconociendo implícitamente a la IV Internacional de los partidarios de Trotsky). El tsunami de revueltas que recorre el mundo árabe puede compararse al Caracazo del 27 de febrero de 1989. Quien defiende a Gaddafí creyéndolo revolucionario está en realidad haciéndole el juego a un Carlos Andres Pérez.
Quien se cree de izquierda y le busca con una lupa los errores que pueda tener un revolucionario por su pueblo y que hasta el momento han encontrado refugio en Libia los pueblos explotados de los países árabes, Ahora se van por defender su vida pero lo hacen con tristeza porque en Libia no pasaban hambre, pero si Gadafi no es derrotado volverán,San Pedro negó a Cristo en menos que canta un gallo, hay muchos "izquierdistas" que hoy hacen lo mismo. Y que pasa con Bush que mato a millones de personas y anda suelto en su país lo mas campante, que pasa con los muertos en Gaza? Hay que saber discrepar con altura pero que ello no sirva de alimento a las fieras.
ResponderEliminarHasta la Victoria Siempre Julio Patiño
Montevideo-Uruguay
http://libertadparaloscinco.blogspot.com