José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



sábado, 6 de junio de 2015

Maquiavelo, ese incomprendido-II

Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a como se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los punto profesión de bueno labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no-bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad.

Maquiavelo. El Príncipe, capítulo XV “De aquellas cosas por las que los hombres y sobre todo los príncipes son alabados o censurados”

Maquiavelo no era ningún utópico. Su proyecto político, aunque difícil de lograr (de hecho la unificación de Italia en un solo reino tardó todavía 3 siglos en llegar), hubiera sido posible en su país y en su momento histórico. Quienes hacen política en la realidad, y no solo juegan a hacer política, necesariamente se crean enemigos, quienes no dudarán en emplear toda las malas artes a su alcance. Hay que tener por tanto fama de clemente, pero nunca hacer mal uso de esa clemencia; a veces hay que ser cruel. Al príncipe nuevo le resulta particularmente difícil  evitarlo “por estar los Estados nuevos llenos de peligros”. Cuando hay mala gente, si no es posible que todos te amen, por lo menos que te teman.


Empleando la terminología de Maquiavelo, el príncipe debe ser fuerte como el león pero astuto como la zorra.  Hay que cultivar lealtades siempre que se pueda, pero hay que saber con quiénes no se puede. 

Maquiavelo, ese incomprendido

Maquiavelo, ese incomprendido-y III

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