Esta frase atribuida a Mao Zedong resume a la perfección el momento presente porque, en contra de la opinión mayoritariamente pesimista que impera, nunca como ahora había estado el sistema en una crisis tan profunda, y nunca como ahora existen tantas oportunidades de cambiarlo.
Por centrarnos en el acontecimiento del día, hoy 29 de octubre de 2016 será recordado en los libros de historia (cierto, estamos viviendo más momentos históricos) como la fecha en que murió en España el régimen político bipartidista que imperaba desde la Transición, con el suicidio político del PSOE al permitir con su abstención que fuera investido presidente por segunda vez Mariano Rajoy. Es una mala noticia que el PP repita gobierno, pero el derrumbe del PSOE era la condición obligatoria e ineludible para que alguna vez pudiera surgir en España una alternativa al sistema. Eran muchos años arrastrando contradicciones, que por algún sitio tenían que salir.
El PP no queda en situación envidiable. En mayoría precaria, en vísperas de que las autoridades monetarias y de la Comisión Europea nos impongan otro plan de recortes, con sus diversos juicios por corrupción inaugurando todos los días el telediario. Esta legislatura será corta.
Descendiendo a nivel más próximo, en Canarias el gobierno autonómico de Coalición Canaria y PSOE está en crisis por un quítame allá esa moción de censura en tal o cual municipio, Coalición Canaria está internamente en crisis, y el PSOE de Canarias también está internamente en crisis. Los empresarios de cabecera de cada isla que sostenían al régimen están ellos también en crisis, embargados o en los juzgados.
De la crisis no se salvan los partidos alternativos al sistema; no sería un momento histórico si no. Podemos carga con la contradicción de pretender ser un movimiento asambleario, horizontal y participativo que empodera a la gente (eso dice al menos su retórica), mientras se dota de una estructura vertical, centralista y centralizada. Ahora las camarillas que rodean a los principales líderes (aunque ellos personalmente sigan siendo amigos) se apuñalan entre sí, mientras que en los llamados "territorios" las cúpulas locales que habían establecido su propio aparato burocrático y clientelar son seriamente cuestionadas. No es nada distinto de lo que durante décadas ha ocurrido en Izquierda Unida y en los movimientos sindicales, pero éstos vienen de la tradición del "centralismo democrático", y Podemos al principio no estaba atado a esa servidumbre.
A nivel internacional el mundo entero está en crisis. La economía mundial es un zombie. La globalización está en crisis terminal, nada está saliendo como las élites habían planificado.
Por tanto, aunque nada por ahora parezca como debería estar, la situación es excelente.
Por centrarnos en el acontecimiento del día, hoy 29 de octubre de 2016 será recordado en los libros de historia (cierto, estamos viviendo más momentos históricos) como la fecha en que murió en España el régimen político bipartidista que imperaba desde la Transición, con el suicidio político del PSOE al permitir con su abstención que fuera investido presidente por segunda vez Mariano Rajoy. Es una mala noticia que el PP repita gobierno, pero el derrumbe del PSOE era la condición obligatoria e ineludible para que alguna vez pudiera surgir en España una alternativa al sistema. Eran muchos años arrastrando contradicciones, que por algún sitio tenían que salir.
El PP no queda en situación envidiable. En mayoría precaria, en vísperas de que las autoridades monetarias y de la Comisión Europea nos impongan otro plan de recortes, con sus diversos juicios por corrupción inaugurando todos los días el telediario. Esta legislatura será corta.
Descendiendo a nivel más próximo, en Canarias el gobierno autonómico de Coalición Canaria y PSOE está en crisis por un quítame allá esa moción de censura en tal o cual municipio, Coalición Canaria está internamente en crisis, y el PSOE de Canarias también está internamente en crisis. Los empresarios de cabecera de cada isla que sostenían al régimen están ellos también en crisis, embargados o en los juzgados.
De la crisis no se salvan los partidos alternativos al sistema; no sería un momento histórico si no. Podemos carga con la contradicción de pretender ser un movimiento asambleario, horizontal y participativo que empodera a la gente (eso dice al menos su retórica), mientras se dota de una estructura vertical, centralista y centralizada. Ahora las camarillas que rodean a los principales líderes (aunque ellos personalmente sigan siendo amigos) se apuñalan entre sí, mientras que en los llamados "territorios" las cúpulas locales que habían establecido su propio aparato burocrático y clientelar son seriamente cuestionadas. No es nada distinto de lo que durante décadas ha ocurrido en Izquierda Unida y en los movimientos sindicales, pero éstos vienen de la tradición del "centralismo democrático", y Podemos al principio no estaba atado a esa servidumbre.
A nivel internacional el mundo entero está en crisis. La economía mundial es un zombie. La globalización está en crisis terminal, nada está saliendo como las élites habían planificado.
Por tanto, aunque nada por ahora parezca como debería estar, la situación es excelente.