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Autor: Kevin Franck. http://timeless-environments.blogspot.com.es/ |
Mi hijo Juan ha estado unos meses en California, USA, y me cuenta que se asombró de ver lo bien que se daban allí las plantas canarias, algunas como ornamentales dominando los paisajes urbanos, caso de la Palmera Canaria o el Pino Canario, y otras abiertamente como plantas invasoras, causando impactos sobre los ecosistemas locales que no tendrían nada que envidiar a los que aquí y en otros lugares causa el Rabo de Gato Pennisetum setaceum, especie originaria de Africa Oriental.
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Phoenix canariensis en Santa Monica Boulevard. Beverly Hills, California. Photo by Geoff Stein. http://www.palmpedia.net/wiki/Phoenix_canariensis |
Una especie de Bejeque, el Aeonium arborecens, se da de maravilla
en todos los jardines y solares de la zona de Los Angeles, incluso en los tejados
de las casas, pero no ha sido catalogada todavía en los USA como planta
invasora, no así en Australia donde coloniza las dunas costeras del sur del
país.
El Pino canario Pinus canariensis está omnipresente en jardines y parques de toda California, pero también está colonizando áreas silvestres desplazando a especies locales valiéndose de su capacidad para acidificar el suelo, aparte de que su resistencia al fuego le ha supuesto una ventaja ante los graves incendios que se han dado los últimos años.
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Pinus canariensis en San Gabriel Mountains. Los Angeles County, California.
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La Magarza de Costa Argyranthemum
frutescens ha despertado la alarma
de los botánicos chilenos:
“Un número importante de individuos se han asilvestrado, al menos desde hace 10 años, en el borde de la carretera Panamericana entre La Serena y la cuesta de Buenos Aires. Esta especie ha sido reportada como invasora en una serie de países de Europa, en EEUU y en Australia. Se sugiere que los organismos encargados tomen medidas que lleven a su erradicación con el fin de que no se transforme en una planta invasora”
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Argyranthemum frutescens en la cuesta de Buenos Aires, Región de Coquimbo, Chile. Sebastián Teillier y Alicia Marticorena http://www.chlorischile.cl/argyranthemum%20teillier/Argyranthemum%20frutescens%20chloris.htm |
El Tagasaste Chamaecytisus palmensis, conocido internacionalmente como Tree Lucerne (árbol alfalfa), ha tenido
gran éxito en Nueva Zelanda, Australia y Sudafrica como planta forrajera. Sólo
en el oeste de Australia ocupa unas 100.000 Has., más del doble de la actual superficie
agraria cultivada de Canarias. En Nueva Zelanda ha llegado a naturalizarse y
pasar a ser considerada invasora.
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http://www.boomlusernsa.co.za |
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http://www.biotechtreelucerne.com |
Explotaciones ganaderas extensivas en Sudáfrica sembradas de tagasaste
El caso extremo de existencia menesterosa en el lugar de
origen pero éxito en el exterior es la Siempreviva de Masca Limonium perezii. Según Lázaro Sánchez-Pinto:
“En California abundan las siemprevivas arbustivas, entre ellas, una especie exclusiva de Masca que, en su hábitat original, un barranco basáltico, no llega a los 200 ejemplares en menos de 2 kilómetros cuadrados. Esta planta ha alcanzado las proporciones de una "mala hierba" en las zonas costeras de California, en áreas de arenas consolidadas, como las antiguas dunas de Santa Mónica o Laguna Beach, lo que da muestra de su poder de adaptación.”
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Limonium perezii en Disney World, Los Angeles. Autor: Ian Cooke
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La Faya Myrica faya, conocida con el expresivo nombre de Firetree (Arbol Fuego), es una competencia tan agresiva para la vegetación local en el parque natural de los Volcanes de Hawaii HAVO, donde hay vulcanismo activo, que los expertos discuten en las publicaciones si vale la pena combatirlo con el herbicida Glifosato a pesar de estar en espacios protegidos, o si es mejor inocularle Botrytis.
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Myrica faya en HAVO Hawaii. Autores Forest Starr & Kim Starr
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Es evidente que esta capacidad de
los endemismos canarios para colonizar nuevos espacios viene de su adaptación a
un medio difícil, azotado periódicamente por sequías extremas y devastado
muchas veces a lo largo del tiempo geológico por erupciones volcánicas. Es la
capacidad de sobrevivir a las catástrofes lo que les convierte en pioneros
perfectos.
Llegados a este punto es
inevitable comparar, a riesgo de que me acusen de determinismo geográfico, a
los paisanos con el país y el paisaje que habitan. A lo largo de la historia los
canarios hemos subsistido como hemos podido, arrinconados en un medio limitado
y pobre en recursos, soportando también como grupo humano circunstancias
sociales y políticas adversas, y no hemos desarrollado nuestro potencial más
que cuando hemos salido fuera.
El sabio Alexander von Humboldt,
que pasó por las islas en el tránsito entre los siglos XVIII y XIX estudiando
el país pero sin dejar de hacer observaciones sobre el paisanaje, así lo expone.
Para apreciar bien a los canarios no sólo era suficiente verlos en las islas,
“donde trabas poderosas se oponen al desarrollo de la industria” -dice-, sino
que era necesario estudiarlos “en las estepas de la provincia de Caracas, en
las faldas de los Andes y donde quiera que estén aislados en comarcas
inhabitadas y han tenido ocasión de desplegar su energía y actividad, que son
las verdaderas riquezas de un colono”, comenta Humboldt.
“Los canarios son un pueblo honrado, sobrio
y religioso, pero se despliega entre ellos mucho menos industria que en los
países extranjeros. Una imaginación inquieta y emprendedora conduce a estos
insulares, igualmente que a los vizcaínos y catalanes, a la América y a donde
hay establecimientos españoles, desde el Chile y La Plata hasta el Nuevo
Méjico. Los progresos de la agricultura en estas colonias se les debe a ellos
en una gran parte. Todo el archipiélago no contiene más que 160.000 habitantes,
y los isleños son quizá más numerosos en el nuevo continente que en su antigua
patria.
(…)
El pueblo bajo es laborioso, pero su
actividad se desenvuelve más en los países lejanos que en Tenerife, en donde
encuentra obstáculos que una sabia administración podría desterrar
progresivamente. Disminuirán las emigraciones si se logra repartir entre los
particulares las tierras señoriales no cultivadas, vender las que están anexas
a los mayorazgos de las grandes familias y abolir poco a poco los derechos
feudales.”
Derechos feudales y mayorazgos que, bajo otras formas y circunstancias, pero con el mismo fondo, continúan obligando a los canarios a desplegar su industria en lugares remotos.
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