“Cuando la natural
tendencia del Poder ha logrado la posesión exclusiva de la gloria y ha alcanzado
el lujo y la tranquilidad, la dinastía se acerca a la decrepitud.”
Abderramán ben Jaldún; Introducción muqadima a la Historia Universal
El
Poder está destinado a morir de éxito; es portador de las semillas de su propia
destrucción. Ese fue el gran descubrimiento, hace ya 7 siglos, del historiador
tunecino de ascendencia andaluza Abderramán ben Jaldún al Isbilí (el
sevillano), nacido en 1332 y muerto en 1406, quien formuló en la muqaddima (introducción) a su Historia
Universal una teoría completa sobre la naturaleza del poder y las leyes que
rigen el nacimiento, ascenso, auge, decadencia y caída de los estados y de los
regímenes políticos, 138 años antes que Maquiavelo. Teoría universal aplicable
tanto a los sucesivos reinos e imperios de la antigüedad, como para el régimen
de 1978 y la dinastía Borbón en España.
“Las razones para
esto son varias. Primera: que como ya hemos dicho, la propia naturaleza del
poder implica la posesión exclusiva de la gloria. Cuando la gloria es
patrimonio común de una familia o clan, y el afán de conservarla es idéntico en
todos sus miembros, el ansia común de vencer al resto y defender lo logrado es
un remedio contra la ambición personal. (…) Pero cuando uno de ellos aspira a
la gloria en exclusiva, domeña la rebeldía de los demás y los tiene bien
sujetos. Se apodera de todas las riquezas sin dejar que los demás las alcancen,
y eso lleva a éstos a mostrarse indolentes en su afán de gloria y a que sus
espíritus languidezcan, hasta el punto de que se acomodan a la humillación y a
la servidumbre.”
Está
en la naturaleza del Poder el concentrarse cada vez más, de forma que tiende a
excluir de su ejercicio a facciones y sectores cada vez más amplios, con el
resultado de que la base sobre la que ese poder se sustenta es cada vez más
frágil.
“La segunda
generación crece en esta situación: consideran que los estipendios que reciben
son el pago que les debe la autoridad por su vigilancia y su protección. Ninguna
otra cosa les viene a las mientes pero difícilmente alguno arriesgaría su vida.
Eso supone un debilitamiento de la dinastía y una limitación de su fortaleza,
que la lleva a espacios de debilidad y decrepitud al deteriorarse la assabiya
por la pérdida de la valentía de quienes la componen.”
Ben
Jaldun explica las vicisitudes de los sucesivos reinos e imperios por la
adquisición o la pérdida de asabiyya
por parte de una dinastía y de las tribus y grupos que la apoyan. Este término
se traduce como “espíritu de clan”, “espíritu de grupo” o “lazos de
solidaridad”. En lenguaje moderno a la assabiya
la llamaríamos base social, poder de convocatoria, consenso, capacidad de
liderazgo, e incluso podría ser asimilada al concepto de hegemonía en Gramsci:
el ejercicio del poder basado principalmente en el consenso social que suscita
un grupo dentro de la sociedad en su conjunto, que puede entrar en crisis
cuando ese bloque se disgrega y el grupo dominante ha de emplear la coerción de
forma cada vez más evidente.
“La
segunda es que la naturaleza intrínseca del poder implica necesariamente lujo,
como ya antes dijimos. Se sienten más necesidades, los gastos se hacen
superiores a los ingresos y las entradas no son suficientes para atender a
dichos gastos. El pobre muere y el rico dilapida todo lo que tiene en lujos.
Esto va en aumento en las generaciones siguientes hasta que todos los ingresos
resultan insuficientes para costear los lujos y las costumbres que han
adquirido. La necesidad los alcanza y, cuando sus reyes les reclaman lo que
necesitan para atender a los gastos de las campañas y de las guerras, no
encuentran con qué satisfacerlos. Les imponen entonces sanciones y les privan
de sus propiedades, bien apropiándoselas o bien donándoselas a sus hijos o a
quienes sostienen la dinastía. Así dejan a los ciudadanos incapaces de atender
a sus necesidades, y como consecuencia de ello también el jefe de la dinastía
se debilita.”
¡Qué nos van a contar que no sepamos¡ ¿Ha cambiado
en algo, desde el siglo XIV hasta ahora, la afinidad del Poder por el lujo?
Quien dice lujo no dice solo gastos suntuarios, sino que dice también obras
faraónicas, AVEs sin pasajeros, aeropuertos sin aviones, puertos industriales
sin barcos… pero entonces como ahora el gasto siempre supera a la capacidad de
recaudar.
"Ocurre
también que, cuando el lujo aumenta en una dinastía hasta el punto de que sus
ingresos resultan insuficientes para atender a sus necesidades y sus gastos, el
jefe de la dinastía se ve en la necesidad de incrementar lo que obtiene de los
ciudadanos para tapar con ello sus propias grietas y curar sus propias
dolencias. Pero el monto total de la recaudación es algo establecido que ni
aumenta ni disminuye arbitrariamente y, cuando se incrementa con la imposición
de nuevas tasas alcanza un nuevo límite bien fijado."
Finalmente los recortes llegan a afectar a gastos
indispensables para el mantenimiento del Estado (los soldados a sueldo en la
época de ben Jaldun), hasta que todo se desmorona.
"Y
si los impuestos se destinan a pagar los estipendios, y éstos tienen que
aumentar para que puedan atender a sus nuevos lujos y al incremento de sus
gastos, resulta que el número de tropas a sueldo disminuye respecto del que
había antes del aumento de los ingresos. El lujo sigue aumentando y
consecuentemente también los estipendios a pagar. El número de soldados a
sueldo a sueldo disminuye, así una y otra vez hasta un mínimo, con lo que la defensa
se debilita y el poder de la dinastía decae. Entonces los reinos limítrofes se
alzan contra ella y lo mismo hacen las tribus y los grupos familiares a los que
ésta dominaba, y Dios permite de esta forma que le llegue el final que El ha
decretado para todo lo creado."
Para ben Jaldun el instrumento de cambio proviene
de fuera del sistema. Las tribus nómadas en la periferia de los imperios están
firmemente unidas por la asabiyya en torno a un líder y su familia, y no
han tenido ocasión de ejercer poder ni por tanto de haber caído en los vicios
que llevan a la decadencia. Tiene más posibilidad de llegar al liderazgo quien
tiene una familia numerosa que pueda ayudarle en los comienzos, que a su vez
sea capaz de suscitar adhesiones dentro de su tribu. Las adhesiones a este
líder, familia o tribu se ven reforzadas si apoyan a alguna ideología alternativa
(necesariamente movimiento religioso en la época estudiada por ben Jaldún), lo que
las capacita para reunir a las demás tribus y conquistar reinos y fundar
imperios.
Los nómadas que acampaban el 15M en las plazas, los
que hacían escraches o se oponían a los desahucios, las mareas y las marchas a
Madrid, no llegaron a vertebrarse como movimiento político hasta que no surgió
un fenómeno mediático ni se dio una circunstancia capaz de suscitar asabiyya
en torno a PODEMOS, que a su vez está en condiciones de que más tribus se
adhieran.
El ciclo se repite una y otra vez. Cuando toman el
poder y se hacen sedentarias van perdiendo poco a poco su asabiyya a lo
largo de las generaciones en un proceso lento pero imparable hasta su completa
decadencia, momento en que la dinastía es depuesta por otros nómadas portadores
de una nueva asabiyya.
La discusión sobre cómo impedir que los movimientos
políticos entren en decadencia, y sobre cómo se obtiene, se conserva y se
renueva el liderazgo, ha marcado toda la historia de la izquierda, está lejos
de haber sido cerrada, pero cada vez tenemos más claro que la solución pasa porque
el Poder permanezca cerca de la base. Un partido que se haga sedentario y
centralice sus estructuras está en el camino de la decadencia.