No me cabe duda alguna de que el pueblo griego no nos decepcionará. La fiesta nacional griega se llama precisamente “El Día del NO” y se celebra el 28 de octubre, porque conmemora cuando el 28 de octubre de 1940 el gobierno de entonces le contestó NO al ultimátum de Mussolini, quien pretendía ocupar el país. Siguieron años de lucha desigual contra Alemania e Italia, de ocupación, de resistencia, pero Grecia siempre se mantuvo en su NO. Hoy puede ser otro día del NO.
La historia de la humanidad no hubiera sido la misma si Atenas y Esparta, en su época dos ciudades de apenas unas decenas de miles de habitantes, no le hubieran dicho a los embajadores de Jerjes que NO. La historia puede tener hoy un punto de inflexión si los herederos de quienes resistieron en Las Termópilas votan NO.
No concibo otro resultado posible
para el referéndum que hoy se vota en Grecia, sobre si se acepta o no el ultimatum enviado por el trío formado
por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y el grupo de
ministros de Hacienda de los estados de la zona euro, que el NO. Aún a riesgo
de llevarme dentro de pocas horas una gran desilusión, yo espero que Grecia nos marque el ejemplo, que se
mantenga como siempre digna en su tradición de resistencia frente al Imperio, a
todos los imperios antiguos o modernos, y que vote NO.
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