En agosto de 2006, hace ya más de siete años y medio, escribí un artículo
cuestionando la construcción de regasificadoras para la introducción en
Canarias de gas natural licuado. Desde entonces los proyectos han continuado R
que R su curso administrativo, se han creado espejismos para ocultar que la energía
es escasa, pero el paso del tiempo y la geopolítica han confirmado con creces,
aunque con ciertos matices, la negativa con que en su día respondí las tres cuestiones:
- ¿Es el gas natural el combustible inagotable,
barato y limpio que algunos quieren hacernos creer? El gas natural no es
inagotable, como tampoco lo era el petróleo.
- ¿Soluciona la importación de gas natural nuestra
dependencia del petróleo? Importar gas natural crea una nueva dependencia
energética.
- ¿Es el gas natural la solución ante el
incremento del precio del petróleo? El precio del gas natural se ha disparado
en los últimos años.
El gas natural no es inagotable,
como tampoco lo era el petróleo
En estos últimos años ingentes inversiones destinadas a la exploración
y extracción de reservas no-convencionales de gas (como se llama al gas de
esquistos, o shale-gas), mediante
técnicas tan agresivas como el fracking,
únicamente han conseguido retrasar un poco más el declive de la producción en Estados
Unidos, aunque creando temporalmente la ilusión de que la superpotencia iba a
ser en breve plazo autosuficiente energéticamente, y alimentando proyectos aún
más disparatados en Europa, y por supuesto en España.

“En el frenesí del fracking en los EE.UU. se ha priorizado el cash
inmediato por encima de la rentabilidad a largo plazo, asumiendo unas
condiciones económicas (que los costes irían bajando y que los precios irían
subiendo) que finalmente no se han dado. Los precios no suben porque el consumo
de gas natural, después de una ligera alza durante los últimos años, parece
haber tocado techo y en el último año se mantiene semejante al año pasado
(…)
Y es que el coste de producir gas de fracking no sólo es dos o tres
veces superior al precio actual de venta en los EE.UU. (se necesitaba vender al
gas a más de 8 $ por mil pies cúbicos de gas para que el fracking saliera a
cuenta); es que el esfuerzo necesario para mantener los niveles productivos
actuales lleva a tener que horadar más y más pozos a un ritmo cada vez más
rápido, exponencial, lo cual incrementa los costes reales aún más. Así que
tarde o temprano tenía que pasar lo que está pasando, y es que algunas de las
formaciones más ricas en gas de roca poco porosa están empezando ya a declinar.
Peak shale gas.
(…)
Por supuesto que los promotores de este tipo de explotación
argumentarán que se puede aumentar la producción si se invierte más, cosa que
debería hacerse decididamente porque, según ellos, es la fuente de energía del
futuro. En realidad se puede decir lo mismo del petróleo convencional, o de
cualquier otro recurso que llega a su cenit: siempre es verdad que invirtiendo
más puedes sacar más gas, petróleo, carbón o uranio. El problema es que sea
rentable, cuestión que como ya hemos explicado depende de la TRE o Tasa de
Retorno Energético (rentabilidad energética en suma), a pesar de que por lo que
parece los economistas no pueden comprender un concepto tan simple pero que
choca con sus prejuicios de cómo debería funcionar el mundo para adaptarse a
sus deseos.”
A la curva de producción que mostraba un peak-gas el fracking
únicamente le ha añadido un breve repunte, que es la línea roja (estimación
realista) de la siguiente gráfica.
Importar gas natural crea una
nueva dependencia energética.
Qué cosa es la dependencia energética, y precisamente a propósito del
gas, hemos tenido ocasión de recordarlo con ocasión de los recientes sucesos de
Ucrania y de Crimea. Ante la posibilidad de que Rusia en respuesta a posibles
sanciones corte el suministro de gas natural a Europa (
por lo pronto le ha subido el precio a Ucrania un 40%), Estados Unidos ha prometido abastecer a la
Unión Europea con gas natural licuado, lo cual es evidentemente un
bluff. No solo por lo explicado
anteriormente de que el gas americano no es todo lo abundante que parece, sino además
porque no hay suficientes instalaciones de licuado en USA, ni de regasificación
en Europa, ni barcos metaneros, para suplir el gas de Rusia. Como explica Víctor
Wilchez Ucrania
"Laboratorio neonazi, gas y petróleo".
“La pregunta que surge es ¿qué obligó a EE.UU./UE/OTAN a hacer este
alto en la marcha de conquista? Respuesta, la carencia y garantía de insumos
energéticos (gas y petróleo) suficientes y seguros que permitan seguir a
delante con la agresión.Por tal motivo, petróleo y gas y su garantía de abastecimiento es el
tema recurrente en actual la crisis ucraniana por parte de las élites
gobernantes europeas y de EE.UU., asunto que contiene dos vertientes centrales:
1) que los países de Europa no disponen de gas y petróleo, y 2) que Europa en
gran parte depende las importaciones de gas y de petróleo de Rusia.Esta baza a favor de Rusia y el hecho de que Moscú pueda cortar el
suministro de energía hace que las agresiones se detengan un momento, mientras
se resuelve cómo garantizar el abastecimiento para que la economía europea no
se vea comprometida y paralizada. Ante esta circunstancia han surgido las más
variadas soluciones y respuestas. Estas van desde acudir a la supuesta
abundancia e independencia energética de EE.UU. para usarla como arma
energética estratégica contra Rusia, hasta llegar a plantearse el supuesto
abastecimiento energético con gas del norte de África.Ninguna de estas alternativas son reales, ni tampoco fáciles de
concretar, por más que sus líderes las den como ciertas. En cuanto al gas
procedente del norte África, surge una inquietud, si esa vía puede abastecer
con tanto gas a Europa por qué no se ha puesto en marcha de tiempo atrás. Y
súmele a esto que Europa no cuenta con gasoductos, ni con plantas de
licuefacción de gas en Europa. Ni con plantas de almacenamiento de grandes
cantidades. Por lo tanto, esto para tranquilizar a los ciudadanos puede estar
bien, pero con meros deseos no basta
para garantizar la seguridad energética de un continente que no cuenta con
petróleo y gas.”
El precio del gas natural se ha
disparado en los últimos años
El del gas no un mercado global, como podía ser el del petróleo. ¿No es
raro que mientras que los precios del petróleo, sean Brent, OPEP o WTI, más o
menos coincidan, los del gas sean dispares? Las curvas del precio del gas
licuado en Japón (transportado por vía marítima), del gas en Alemania (desde
Rusia por gasoducto), y del gas en USA, demuestran que son tres mercados bastante
independientes. USA tiene temporalmente superproducción de shale-gas, pero ha de consumirlo en casa porque no tiene medios
suficientes para transportarlo a Japón (donde el precio está al triple) o a
Europa. Japón no recibe más gas natural que el transportado en forma líquida en
barco metanero, sus necesidades aumentaron desde que en marzo de 2011 el
desgraciado accidente de Fukushima le obligó a parar su programa nuclear, y el
precio internacional del gas natural licuado se ha duplicado desde entonces.
Disculpen que me autocite:
“Si Canarias pudiera abastecerse de gas natural mediante gasoducto, aún
podríamos disfrutar de contratos de suministro a largo plazo con precios más o
menos fijos, pero depender de gas natural licuado transportado por vía marítima
nos lleva a competir directamente con los Estados Unidos y con Japón por el
suministro, a los precios que las turbulencias del mercado mundial establezcan.”
Previsiblemente, el precio que tenga que pagar el operador gasista en
Canarias por el gas natural licuado se parezca mucho más al precio en el Japón que
al precio americano. Actualmente está a 18 $ por millón de BTU (unidad inglesa
equivalente a la energía de 2.760 metros cúbicos de gas), lo que equivale en
términos energéticos a pagar 102$ por barril de petróleo; un 1 barril de
petróleo equivale a 5,7 millones de BTU; lo que no difiere demasiado de los 110
$ a que actualmente cotiza el petróleo Brent. En contra de esas lumbreras que
dicen que producir electricidad mediante gas natural no ahorraría no sé cuántos
millones al año, todo apunta a que el gas natural licuado continúa siendo un
mal negocio.