El 25 de enero de 2015, otra Europa es posible. Este artículo es de hace dos años y medio, pero es tan actual ahora como entonces. Lo que no pudo ser en junio de 2012, ahora es más posible que nunca. SYRIZA ha vencido.
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La historia de la humanidad no hubiera sido la misma si Atenas y Esparta, en su época dos ciudades de apenas unas decenas de miles de habitantes, no hubieran desafiado al imperio persa. Como si en estos tiempos interesantes que vivimos la historia se repitiera, el castillo de naipes que los poderes financieros de Europa llevan décadas construyendo, a base de deuda impagable sobre deuda impagable y de burbujas de activos ficticios respaldadas por papelitos de colores, se puede comenzar a derrumbar si el próximo domingo 17 de junio de 2012 gana las elecciones generales en Grecia la coalición SYRIZA.
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La historia de la humanidad no hubiera sido la misma si Atenas y Esparta, en su época dos ciudades de apenas unas decenas de miles de habitantes, no hubieran desafiado al imperio persa. Como si en estos tiempos interesantes que vivimos la historia se repitiera, el castillo de naipes que los poderes financieros de Europa llevan décadas construyendo, a base de deuda impagable sobre deuda impagable y de burbujas de activos ficticios respaldadas por papelitos de colores, se puede comenzar a derrumbar si el próximo domingo 17 de junio de 2012 gana las elecciones generales en Grecia la coalición SYRIZA.
La coalición SYRIZA, que últimamente
se constituyó formalmente en partido para beneficiarse de ciertas ventajas que
el peculiar sistema electoral griego concede a los partidos sobre las
coaliciones en caso de obtener mayoría en votos, es el modelo de organización
política que muchos aquí procurábamos seguir sin conocerlo todavía.
SYRIZA es el acrónimo de Synaspismós Rizospastikís Aristerás (Coalición
de Izquierda Radical). Se constituyó en 2004 como una variopinta coalición de
grupos izquierdistas y ecologistas que en gran parte procedían de sucesivas escisiones
del KKE, el partido comunista de Grecia. Este partido, al contrario que otros
partidos comunistas europeos, se ha mantenido fiel a la tradición stalinista y
sigue una línea excluyente y sectaria, mientras que SYRIZA, como explica el profesor Kuvelakis en una recomendable entrevista,
"Salió del ala que estuvo marcada por el eurocomunismo y que se abrió desde los años 1970 a los nuevos movimientos sociales. Ha sabido así renovar sus referencias organizativas y teóricas, añadiendo a la matriz comunista, las tradiciones de las nuevas radicalidades. Es un partido que está cómodo en los movimientos feministas, las movilizaciones de los jóvenes, las corrientes altermundialistas, el antirracismo, las corrientes LGTB, a la vez que tiene una intervención bastante importante en el movimiento sindical. Señalemos que la estructura de cuadros y de militantes del partido está constituida de capas asalariadas con nivel educativo, de personas “con diplomas”. Es un electorado muy urbano, y es un partido que está muy implantado entre los intelectuales. Hasta muy recientemente, Synaspismos tenía la mayoría absoluta en el seno del sindicato de enseñantes de la educación superior, al contrario del KKE que, por su parte, ha perdido toda relación privilegiada con los medios intelectuales."
SYRIZA ha consolidado su deriva
hacia posiciones radicales de izquierda por la creciente importancia de su “ala
joven”, desarrollada a través de los movimientos altermundialistas y
antirracistas, y de sus sindicalistas. La intransigencia que muestra el KKE hacia
SYRIZA no se explica más que como herencia de la guerra fratricida que ambas
militancias sostuvieron en el pasado. Si hubiera que establecer comparaciones
con la situación en España, el KKE es como el PCPE, mientras que SYRIZA es como
Izquierda Unida, con la diferencia de que en los 90 en Grecia el KKE quedó como
mayoritario, mientras que en España la mayoría correspondió al PCE, luego
integrado en Izquierda Unida. Puede que los restos de centralismo democrático que
conserva Izquierda Unida en su forma de organizarse se deban a que procede de
la rama mayoritaria, mientras que SYRIZA procede de las minoritarias.
El salto electoral desde su
tradicional 5% al 16,7% obtenido en las pasadas elecciones del 6 de mayo, o
incluso al 30% que algunos sondeos le atribuyen para el 17 de junio, se debe a
la descomposición del PASOK, el partido socialista de Grecia, desacreditado por
su aceptación del memorándum impuesto por la CE, el FMI y el Banco Central Europeo,
por el que se aplicaban recortes para garantizar la devolución de los sucesivos
rescates financieros impuestos al país, primero cuando gobernó en solitario con
mayoría absoluta, y luego cuando formó una gran coalición con el partido de
derechas Nueva Democracia. Ambos partidos tradicionales, con la crisis, han
visto desintegrarse las redes clientelistas ligadas al aparato del estado en
que tradicionalmente basaban su poder.
SYRIZA rechaza el memorándum, y pretende
renegociar la deuda pública de Grecia sin que se le tengan que imponer
recortes. Si el BCE suspende su financiación, Grecia dejará de pagar su deuda.
SYRIZA no pretende que Grecia salga de la zona euro: si la expulsan, será la
propia UE la que violente los tratados.
Frente a la Europa del
neoliberalismo, a partir del 17 de junio otra Europa será posible. Como dijo el filósofo Slavoj
Zizek, en un histórico discurso pronunciado en la convención del partido,
¿Qué quiere Europa? esta es la pregunta que vosotros, los griegos, estáis dirigiendo a Europa. Pero Europa no sabe lo que quiere. El modo en que los estados europeos y los medios de comunicación se refieren a lo que está pasando hoy en Grecia, creo que es el mejor indicador de la Europa que pretenden. Es la Europa neoliberal, la Europa de los estados aislacionistas. Los críticos acusan a SYRIZA de ser una amenaza para el euro, pero SYRIZA es, al contrario, la única posibilidad que tiene Europa. ¿Qué amenaza?. Vosotros estáis dando a Europa la posibilidad de salir de su inercia y encontrar una nueva vía.
(…)
Solo una nueva herejía –representada en este momento por SYRIZA- puede salvar lo que merece la pena salvar de la herencia europea, la democracia, la confianza en las personas, la solidaridad igualitaria. La Europa que vencerá, si SYRIZA no gana, será una Europa con valores asiáticos y, naturalmente, estos valores no tienen nada que ver con Asia, sino con la voluntad actual y evidente del capitalismo contemporáneo de suspender la democracia.
(…)
Odio a la izquierda tradicional, intelectual, que ama la revolución, pero la revolución que tiene lugar en algún sitio lejano. (…) Pero vosotros estáis aquí y os admiro. No tenéis miedo a involucraos en una situación desesperada, sabiendo qué las probabilidades están en vuestra contra. Por esto os admiro. Hay también un oportunismo de principio, el oportunismo de los principios. Cuando se dice que la situación está perdida, que no podemos hacer nada, porque significaría traicionar nuestros principios, esta parece ser una posición coherente, pero en realidad es una forma extrema de oportunismo. Precisamente SYRIZA es un evento único de esa izquierda (...) que ha encontrado el valor de hacer algo.
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