En mi anterior entrada sobre la historia reciente de la isla de Tiavea colgué, para ilustrar los proyectos de grandes infraestructuras con que el jefe de la tribu y su consejo de ancianos pensaban atraer otra vez a los papalagis a la isla para que continuara el crecimiento económico basado en la construcción de cabañas, un video sobre el culto cargo. Consiste es una nueva religión que, durante el pasado siglo XX en muchas islas del Pacífico, surgió del sincretismo entre las creencias ancestrales de los indígenas en sus antepasados, que alguna vez volverían en una gran canoa para instaurar una nueva era de prosperidad, y del cristianismo llevado por los misioneros.
La administración colonial expulsó a los indígenas de sus tierras y los obligó a trabajar para los hombres blancos. Con mucha perspicacia observaron que periódicamente los blancos recibían barcos y aviones con cargo, es decir cargamentos de comida y objetos fabulosos, sin que para ello tuvieran que trabajar lo más mínimo. Dedujeron que los antepasados de los blancos les enviaban ese cargo desde el paraíso, y que las extrañas actividades que realizaban a diario, como marchar en fila con un palo sobre el hombro (ejercicios en orden cerrado de los soldados), eran ceremonias religiosas para llamar al cargo. Con buen sentido sacaron la conclusión de que la doctrina impartida por los misioneros era un engaño, y que sería su propio mesías (hubo muchas figuras mesiánicas, pero la más famosa fue John Frum en la isla de Tanna) quien pilotando un avión repleto de cargo volvería alguna vez del paraíso con los antepasados, expulsaría a los blancos e instauraría la nueva era. Pero para que ese mesías volviera era necesario que propiciaran su llegada. Así celebran desfiles como los soldados blancos, limpian trozos de selva para hacer pistas de aterrizaje y construyen imitaciones de torres de control y de aviones con maderas y hojas de palmera.
Aunque en Canarias formemos supuestamente parte del primer mundo todavía existen comportamientos que se parecen algo al culto cargo. La casta política dominante está empeñada, a pesar de que la evolución reciente del movimiento de pasajeros demuestra lo contrario, en construir segundas y terceras pistas de aterrizaje en los aeropuertos de Reina Sofía y de Gando, o en ampliar la terminal de Los Rodeos, para que sólo por eso vuelva a crecer la llegada de turistas. O en construir puertos industriales en emplazamientos batidos por el viento para que por arte de magia aparezca un tráfico de buques portacontenedores que nunca existió.
Así mismo existe cierta facción del independentismo que cifra todas sus esperanzas en que con la llegada de la fecha mesiánica del 2010 vendrá la ONU y obligará a España por decreto a descolonizar Canarias, prescindiendo del apoyo popular que pueda tener la iniciativa o de si primero hay que realizar un referemdum, y que basta entretanto con celebrar algunas manifestaciones.
Me ha encantado.
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