La lucha contra las plantas de regasificación en tierra de gas natural licuado que están proyectadas para Granadilla y Arinaga tiene mucho, mucho que ver con la que se libra en Galicia contra la ya construida en Mugardos, próxima a El Ferrol. Esta regasificadora está en pruebas y por ahora han entrado cuatro buques gaseros (el último ayer día 17 de agosto de 2007) con fuerte movimiento social en contra y la oposición de los mariscadores de la ría de El Ferrol, que montan barreras con sus barcos para impedirles la entrada. Algunas circunstancias de la regasificadora de El Ferrol son parecidas a las de las dos regasificadoras canarias en proyecto.
La regasificadora dista pocos metros de las casas del pueblo de Mugardos, está a 900 metros de una base naval y a poco más de 1000 metros de la ciudad de El Ferrol, de 100.000 habitantes. La proyectada en Granadilla dista de Las Maretas (Arico), con 3.000 habitantes, tan solo 500 mts.; de La Caleta (Arico), 2.410 mts.; de Las Arenas (Arico), 2.874 mts; de Tajao (Arico), 3.200 mts.; de San Isidro (Granadilla), con 15.139 hab, 6.400 mts.; de El Médano (Granadilla), con 7.235 habitantes, 5.900 mts. La proyectada en Arinaga dista apenas 150 metros de las viviendas más próximas. Vemos pues el más absoluto desprecio, no ya por las distancias de entre 3 y 6 Km. que se han adoptado como medida de seguridad en países civilizados en base al cálculo según diversos modelos de los radios de peligrosidad o de impacto de las nubes de gas y aire mezclados que se producen en caso de accidente, sino por los 2.000 metros que impone El Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas, Real Decreto 2414/1961, de 30 de noviembre.
Según la norma UNE-EN 1532, en caso de accidente un buque gasero debe poder salir de puerto por sus propios medios, y el terminal de descarga deberá estar orientado para que el buque pueda partir rápidamente utilizando la fuerza de los vientos dominantes. El viento se ha de tener muy en cuenta con estos barcos: dada la baja densidad del gas licuado (la mitad que el agua aproximadamente) y la limitación que supone que el calado no deba sobrepasar 10 o 12 metros para poder entrar en puerto, se tienen buques de más de 45 metros de manga (anchura) en donde los tanques sobrevuelan de forma notable la cubierta principal. Estas enormes superestructuras sobre la cubierta hacen que estos buques ofrezcan una gran superficie vélica que normalmente dificulta la maniobrabilidad de los mismos aún en casos de vientos flojos.
Por el contrario la entrada y salida de los buques gaseros es peligrosa y no cumple lo previsto en la norma. En El Ferrol por ser a través de una ría cuya estrechísima y poco profunda entrada sólo es practicable para los gaseros con pleamar, de día y ayudados por remolcadores. En caso de accidente el buque podría tener que permanecer dentro de la ría, a pocos metros de El Ferrol, hasta la pleamar del día siguiente, con los vientos dominantes del oeste empujando el barco hacia el fondo de la ría. En el caso de Granadilla los vientos del nordeste, muy fuertes de ordinario (se ha calculado que la tercera parte de los días el proyectado puerto industrial no estaría operativo por no poderse efectuar carga ni descarga de contenedores debido al viento) no dejarían salir al buque hacia alta mar, sino que lo arrastrarían paralelo a la costa hacia la población de El Médano.
Los estudios de impacto ambiental se han hecho como puro trámite, sin tener en cuenta en cuenta los efectos sobre el medio ni sobre la sociedad. El sistema usado en todos los casos para calentar el gas licuado es con un sistema abierto que emplea agua de mar, con un doble impacto sobre el medio marino: por la baja temperatura que alcanza el agua de retorno que se vierte otra vez al mar, entre 5º y 7º menos, y por el cloro con que se trata el agua para impedir proliferación de organismos marinos dentro de los conductos. En El Ferrol supone el fin de la actividad pesquera y marisquera en la ría; no en vano son los mariscadores, que pierden su medio de vida, la vanguardia en la lucha contra la puesta en funcionamiento de la regasificadora. En Granadilla supone un grave impacto sobre el medio marino y la actividad pesquera en toda la zona sur de Tenerife; Así mismo en el sur de Gran Canaria con la regasificadora de Arinaga.
Finalmente la verdadera causa de que en todos estos casos se busquen esos extraños emplazamientos en tierra obedece a intereses particulares. La regasificadora gallega inicialmente se pensaba ubicar en un nuevo puerto exterior a la ría, pero la decisión final sobre su emplazamiento se debió a un acuerdo pactado en secreto entre Fraga y el empresario local Tojeiro, propietario de los terrenos y principal impulsor y accionista de referencia de la planta de Mugardos. Según el periódico digital Xornal.com, el artífice del trato fue el ex - conselleiro de economía de la Xunta de Galicia, José Antonio Orza Fernández, quien participa en el accionariado de una de las sociedades que conforman el Grupo Tojeiro,: Industrias del Tablero (Intasa). Anteriormente formó parte de los órganos de administración de Forestal del Atlántico (Foresa) e Impregnaciones Melamínicas Gallegas, también del grupo Tojeiro. La Xunta participa con el 10% en el capital de REGANOSA, donde también están el Grupo Tojeiro, ENDESA, Unión FENOSA, Caixa Galicia, la argelina Sonatrach, Banco Pastor y Caixanova. No obstante el actual gobierno gallego (PSOE/BNG) sigue calificando esta planta de estratégica para Galicia.
Las regasificadoras canarias son promovidas por GASCAN, donde participan ENDESA con el 45%, el gobierno de Canarias con el 10%, las Cajas de ahorros de Canarias con el 5% y 12 empresarios canarios vinculados al sector de la construcción, designados por el Gobierno sin concurso público, con el restante 40% de las acciones. Estos empresarios son 6 de Las Palmas: Eustasio López (Lopesan), Juan Miguel Sanjuán (Satocan), Germán Suárez (Astican), Pérez Moreno (Laymos), Javier Esquivel (Opcsa) y Pedro Agustín del Castillo; y 6 de Tenerife: Pedro Suárez, Antonio Plasencia (Puntalarga), José Fernando Rodríguez de Azero, Ignacio González (Vultesa), Juan Fuentes (Atlantis) y Pedro Luis Cobiella (Hospiten). El alcalde de Agüimes, Antonio Morales, en cuyo término está Arinaga, puso el 11 de noviembre de 2005 en conocimiento del Fiscal Anticorrupción del Tribunal Superior de Justicia de Canarias la operación de venta de las acciones por si los hechos pudieran ser constitutivos de los delitos de malversación y prevaricación. La razón de que GASCAN no haya considerado siquiera una estación regasificadora offshore es que significaría mucha menos obra civil en tierra y buena parte de sus accionistas de referencia son compañías constructoras, que además han acaparado terrenos en el polígono industrial de Granadilla y necesitan la regasificadora en tierra y el puerto industrial correspondiente para revalorizarlos, al margen completamente de la rentabilidad que en el futuro puedan tener o no la central térmica a gas y el puerto industrial.
Como consideración general, las tres plantas se proyectaron cuando el precio del gas natural estaba en 2 $ por millón de BTU (unidad inglesa equivalente a la energía de 2.760 metros cúbicos de gas) cuando ahora lleva camino de quintuplicarse. Habiéndose alcanzado ya el peak – gas en EEUU, es previsible que aumente sus compras de GNL en ultramar, provocando una fuerte y creciente competencia con los demás consumidores, agravada por la escasez de buques gaseros, lo que presumiblemente dispare los precios y comprometa la viabilidad económica de estas instalaciones. Da igual que sean offshore o estén en tierra.
Juanjo Triana.
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